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Rusia se mueve hacia el unipartidismo por predominio. Vedomosti

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El unipartidismo por predominio es el diagnóstico que muchos politólogos formulan con respecto al sistema que se va formando en Rusia. La estabilidad de este sistema en el contexto local depende fuertemente de la coyuntura económica, señala el diario Vedomosti en su editorial del martes.

 

La admisión en Rusia Unida se reanudó tras una pausa de dos meses. El objetivo del receso era frenar la avalancha de pretendientes después de que Vladímir Putin decidió encabezar la lista electoral del partido oficialista. Ahora se plantean requisitos más drásticos para el ingreso pero el hecho no hará sino incrementar la demanda coyuntural de carnés. Difícilmente podemos decir que los nuevos partidarios se incorporan por motivos ideológicos. Primero, porque nada les impedía hacerlo antes; y, segundo, porque resulta problemático hablar de ideología alguna en el caso de Rusia Unida. 

La mayoría absoluta de los rusos son apolíticos. Según indican las encuestas, apenas el 2-3% de la población admite la posibilidad de militancia en alguna formación política, y el nivel de confianza hacia los partidos en general se mantiene por los suelos. La enorme confianza y el amor de los ciudadanos hacia el presidente no hacen sino confirmar este fenómeno. Junto con su amor, la gente encomienda al mandatario la responsabilidad por su propio futuro, muy a tono con el prevaleciente espíritu paternalista. A Putin le perciben como al jefe dotado de mayores recursos administrativos, no como al mejor de los políticos. Es a él a quien se dirige la gente cuando tiene problemas salariales o cuando revienta el alcantarillado.

Hasta el año pasado, Rusia Unida había sido un trampolín bastante peculiar para los arribistas. El partido no participaba en la formación del Gabinete ni era una cantera de cuadros para el poder, de modo que la ventaja principal para un militante era cierto recurso medio en plano administrativo, gracias al cual obtenía un mayor grado de tranquilidad a la hora de llevar el negocio, en particular, a través de las preferencias que le proporcionaban los cabilderos en la Duma de Estado, en los Parlamentos regionales y en la Administración. El proyecto Rusia Justa (Nota: nuevo partido del centroizquierda, próximo al Kremlin) hizo cuestionables por un tiempo las modestas conquistas de Rusia Unida. La gente que necesitaba recursos administrativos se sintió turbada por la aparición de un segundo partido del poder pero Vladímir Putin dio un paso enérgico que en un abrir y cerrar de ojos lo puso todo en su lugar. Ya está claro en cuál de los partidos hay que ingresar.

El hecho de que Putin, una vez agotado su segundo mandato presidencial, acepta convertirse en primer ministro - aparentemente, por Rusia Unida - asemeja el sistema político ruso a las variantes del llamado unipartidismo por predominio, las cuales funcionaron con éxito en países como Italia, Japón y México. Se entiende por este concepto la existencia de varios partidos con una sola organización de masas, que incluye diversas fracciones rivales y ocupa la posición dominante en la sociedad.

El partido principal permanece atento e incluso hace suya cualquier iniciativa importante por parte de la oposición, en este caso, apéndice en forma de uno o más partidos que no tienen fuerza política real pero reflejan la opinión de algunos sectores de la población. Por definición, esta organización de masas no puede ser homogénea. Tanto en Japón como en Italia hubo conglomerados de fracciones múltiples que lograban acuerdos al nivel horizontal. Conste que semejante sistema se configuró en ambos casos con el objetivo de impedir que el poder cayera en las manos de la izquierda - los comunistas en Italia y los socialistas en Japón - para después, una vez desaparecido el peligro, evolucionar en otra dirección, por ejemplo, hacia el sistema de dos coaliciones en Italia.

La construcción de partidos en Rusia se promueve desde arriba, así que las fracciones sólo acentúan conflictos internos. A diferencia de Italia y Japón, el partido oficialista en Rusia es un instrumento, no un actor. Su consigna en las recientes elecciones legislativas - Rusia Unida significa Putin - es correcta pero ¿lo será también a la inversa?

Propagandistas oficiales, buscando mayor peso, apelarán a los precedentes italiano y japonés pero también hay otros ejemplos, entre ellos, la Indonesia de Suharto con un sistema más bien "infrapartidista" cuya estabilidad dependía de la del régimen autoritario. Y éste, a su vez, dependía de la coyuntura económica.

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