Caracas, PL, para RIA Novosti. Por Mario Esquivel.- El escenario energético internacional del 2007 cuenta entre sus resultados mas relevantes con la herencia de una OPEP fortalecida, apoyada en el ingreso de nuevos miembros y la disciplina productiva ante presiones de las naciones consumidoras.
La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) incorporó a sus filas a Ecuador y Angola, el primero de ellos de regreso con la llegada al gobierno de esa nación de Rafael Correa.
Sin dudas, la ampliación del potencial del bloque de productores jugó a favor de las posiciones en los diversos entornos globales, a lo cual se añaden las reservas de hidrocarburos.
Según estimados de fuentes especializadas, la OPEP controla cerca del 42 por ciento de la producción mundial de petróleo y dispone de hasta el 75 por ciento de las reservas, con verdaderos "pesos pesados" como Arabia Saudita, Venezuela, Irán, Iraq, Qatar y Kuwait.
Frente a los reclamos de los grandes consumidores de Occidente para un mayor aporte productivo de la entidad a los mercados -como mecanismo de alivio a las presiones sobre los precios-, se impuso la prudencia y la unidad en la organización.
Tras un ajuste al alza de medio millón de barriles en noviembre, la OPEP se inclinó por aplazar hasta enero cualquier revisión de las cuotas oficiales de extracción, a pesar de los llamados de Estados Unidos para un incremento del bombeo.
Samuel Bodman, secretario norteamericano de Energía, exhortó al bloque a elevar los volúmenes de producción, sin tomar en cuenta los elevados niveles de especulación en los mercados y la creciente influencia de factores geopolíticos en el comportamiento de los precios.
Los integrantes de la agrupación disponen de capacidades adicionales productivas en torno a los tres millones de barriles diarios, la mayor parte concentrada en manos sauditas.
No obstante, es de prever la incorporación a corto plazo de facilidades capaces de elevar el potencial de suministro a los mercados si la situación lo requiere.
Por otra parte, el tema de la debilidad del dólar acapara la atención de la OPEP ante la pérdida de poder adquisitivo real en sus ingresos y el encarecimiento de los insumos y servicios requeridos por la propia industria para sus operaciones y expansión.
Naciones como Venezuela, Irán y Ecuador mencionaron en ocasión de la tercera cumbre la posibilidad de considerar la opción de cotizar la cesta de la OPEP en una divisa diferente al billete verde, lo cual será objeto de estudio por los ministros de Finanzas de estados miembros.
Con esa política, la cotización del crudo pasó de unos 10 dólares el barril a finales de los años 90 del pasado siglo a poco más de 92 dólares en las últimas semanas, lo cual fue considerado por los jefes de estado como un nivel ideal en la actual coyuntura económica internacional.
Hasta la canasta de 12 calidades que toma como referencia la entidad marcó este año valores máximos por encima de los 90 dólares el barril.
En la actualidad, la cesta de crudo de la OPEP toma como referencia a las variedades Saharan Blend (Argelia), Girasol (Angola), Minas (Indonesia), Iran Heavy (Irán), Basora Light (Iraq), Kuwait Export (Kuwait) y Es Sider (Libia).
Completan la relación los tipos Bonny Light (Nigeria), Qatar Marine (Qatar), Arabian Light (Arabia Saudita), Murban (Emiratos Arabes Unidos) y BCF 17 de Venezuela, a los cuales debe sumarse en breve el petróleo ecuatoriano.
La cumbre de Riad (Arabia Saudita) escuchó por primera vez el llamado de Venezuela para fortalecer el papel geopolítico de la entidad, más allá de la coordinación en materia de precios y cuotas de producción.
Ese carácter podría reflejarse además en la reorientación de una parte de los ingresos por las ventas de petróleo hacia programas sociales en América, Asia y Africa.
