La creciente presencia de ex oficiales de seguridad en los puestos clave del Estado y la economía preocupa al 25% de la población rusa, especialmente, a los partidarios de la derecha liberal y a los que sienten rechazo hacia los principales partidos políticos, según se desprende de una encuesta realizada en octubre pasado por el Centro Levada. El 41% piensa que esta tendencia, visible durante el gobierno de Putin quien había sido oficial del KGB, no amenaza a la democracia en Rusia.
Seis de cada diez rusos - tanto jóvenes como ancianos, seguidores de Zhirinovski o del partido oficialista Rusia Unida, eventuales votantes de Serguei Ivanov y los de Dmitri Medvédev - admiten que los ex agentes "aventajan a los civiles en cuanto a la voluntad y las cualidades profesionales". El 37% cree también que "son menos corruptos" aunque el 41% tiene fuertes dudas con respecto a su "integridad". Entre los funcionarios administrativos, contingente que tiene contacto inmediato con la nueva generación de jefes venidos de las estructuras de seguridad, cuestiona este punto la mayoría absoluta: el 56%.