Los debates en torno al Tratado de las Fuerzas Armadas Convencionales en Europa (FACE) se desarrollan desde hace mucho. Los europeos sostienen que Rusia no debería temer la presencia de las tropas de la OTAN en los países bálticos, Rumania y Bulgaria, las cuales ni compararse pueden con las fuerzas armadas rusas. En cambio Rusia sostiene que Occidente, al violar todas las reglas de juego y los convenios bilaterales, ha ampliado la OTAN y ha colocado su infraestructura militar en la cercanía inmediata de las fronteras rusas.
Moscú está convencido: a Rusia la quieren expulsar de las regiones de los mares Negro y Caspio, así como pretenden extender las estructuras otanianas a Georgia y el Cáucaso del Sur, para privarla por completo de la influencia sobre esas regiones, de importancia estratégica para ella. Precisamente contra esos planes - todavía tácitos - se pronuncia Rusia.
Es de señalar que este proceso poco favorable para el continente europeo fue provocado por el presidente de EEUU, George Bush. A comienzos de su gobierno él impulsó el desarrollo del sistema de defensa antimisiles (DAM) y empezó a formar un orden mundial especial, con EEUU a la cabeza, menospreciando los intereses de Rusia e incluso de la Unión Europea. Moscú sólo ahora ha empezado a reaccionar a tal proceder de Bush, exigiendo que se tomen en cuenta los intereses rusos, en particular en materia de seguridad europea.
Moscú hace recordar que su moratoria sobre el Tratado FACE será la última advertencia, la que debe obligarlo a Occidente a sentarse a la mesa de negociaciones y a acoger en serio los intereses estratégicos de Rusia.
Existen varias vías para lograr solución del problema FACE. Primero, podía elaborarse un paquete de medidas, que incluiría la concesiones por parte de Rusia respecto a Kosovo e Irán, así como las de EEUU, en materia de DAM y FACE. Si Rusia y EEUU llegan a un acuerdo en ello, no lo van a hacer del dominio público. Sería un juego secreto, parecido a regateo en mercado árabe.
Una solución así le permitiría a Rusia ganar tiempo o lograr acuerdos sobre temas clave para ella. Pero se trataría de un paso cínico por parte tanto de Occidente como de Rusia.
Existe otra solución: Rusia y Occidente dejan de negociar y le hacen caso omiso al FACE. Pues es un tratado que no funciona. Todo el mundo lo olvidará y empezará a hacer lo que le dé la gana: Rusia, a desplegar bases militar en la frontera con la UE, y la OTAN, a proseguir su expansión en el Cáucaso.
Alexandr Rahr, experto del Consejo Alemán para la Política Exterior
