El ruso Mijaíl Jodorkovski, ex propietario de la petrolera Yukos, cumple hoy cuatro años en prisión. Le quedan cuatro más, a menos que el plazo de la condena sea elevado a raíz de nuevas acusaciones formuladas hace poco. Varios defensores de derechos humanos, escritores y políticos divulgaron ayer un llamamiento a Vladímir Putin sugiriendo que dé "un hermoso toque final" a su segundo mandato constitucional en el Kremlin y excarcele a los protagonistas del "caso Yukos". Entre los firmantes figuran la presidente del moscovita "Grupo Helsinki", Ludmila Alexéieva, el famoso escritor ruso Boris Strugatski, el politólogo Andrei Piontkovski y la presidente de la fundación "Holocausto", Ala Gerber.
Buena parte de los rusos - el 42%, según los resultados de una encuesta que dio a conocer el miércoles el Centro Levada - siente dificultades ante la pregunta de si Jodorkovski debería recuperar la libertad. El porcentaje de los que abogan por su excarcelación subió tres puntos desde febrero pasado, hasta el 22%; y el de los oponentes bajó del 45% al 32%. Al mismo tiempo, es evidente que el "caso Yukos" se va olvidando poco a poco: el 22% de los entrevistados, frente al 7% en octubre de 2005, dice ignorar el asunto.
Esta actitud de indiferencia generalizada hacia Jodorkovski y el "caso Yukos" tiene una explicación: el 54% cree que el proceso judicial más sonado de la época reciente, por delito de evasión fiscal que se calcula en decenas de millardos de dólares, no ha cambiado nada en el panorama empresarial de Rusia. Quizá, comparta esta opinión el 32% que ha preferido acogerse en el apartado del "no sabe o no contesta".
Entretanto, la Fiscalía rusa va fraguando un segundo proceso contra la misma petrolera e imputa a sus antiguos ejecutivos los delitos de sustracción y blanqueo por valor de más de 22.000 millones de dólares. Los jueces que instruyen el expediente exigen mantener a Jodorkovski en prisión, alegando que él podría "presionar sobre testigos, fugarse al extranjero u ocultar las huellas del crimen".
Hay muchas hipótesis acerca del por qué ha empezado la destrucción de Yukos, proceso emblemático de la presidencia de Putin. Lo que está claro es que archivar el caso resulta infinitamente más difícil que incoarlo. Podría parecer paradójico pero ambos temas pendientes - el del tercer plazo para Putin y el del segundo para Jodorkovski - son equiparables por su carácter enrevesado e insoluble.
