Ayer se extinguió la esperanza, abrigada por Occidente, de que Putin ejercería presiones sobre Ahmadineyad en el tema de programa nuclear. En la declaración final emitida por la cumbre de los Estados del Caspio, Azerbaiyán, Turkmenistán, Kazajstán y Rusia secundaron el derecho de Irán a desarrollar su programa nuclear y descartaron el empleo de sus territorios nacionales para la operación militar contra este país, en caso de que Washington decida asestar golpe.
Sin lugar a dudas, para Rusia tienen mucha importancia las ventajas económicas que proporciona la cooperación con Irán (antes que nada, en el sector de energía nuclear, en la extracción y transporte de gas). Es una de las razones por las que Moscú se opone a aplicar sanciones contra Teherán. La concordia política de los Estados del Caspio y una eventual constitución de la organización económica de los países ribereños (promovió esta iniciativa Vladímir Putin al anunciar la celebración el próximo año en Rusia de una conferencia sobre el tema dado) son cosas que pueden cambiar, pero ayer Moscú mostró la capacidad para reforzar su influencia política en una zona complicada.
La política aplicada por Putin hacia Irán podría interpretarse también como cierto desafío a Occidente, ante todo a EE.UU. De cara a los comicios Rusia reafirma su postura independiente sobre un problema internacional sumamente complicado. Pero al criticar la postura de Rusia, Occidente desatiende un detalle de suma importancia: Irán está mucho más cerca de Rusia que EE.UU. o Europa.
El arma nuclear en manos de Irán sería peligrosa para Rusia tanto por el mero hecho de su existencia como en caso de operación militar de EEUU contra Teherán. Justamente por eso la estrategia rusa en relación con Irán no coincide con la internacional ni es comprendida por sus autores principales: Estados Unidos y la Unión Europea. Siendo común el objetivo: impedir que los ayatollah se hagan con la bomba atómica, la estrategia y la táctica aplicadas por Rusia y Occidente tienen diferencias de fondo. Moscú ha optado por la senda de amistad y cautela respecto al país vecino.
