Ayer, el primer mandatario iraní, Mahmud Ahmadineyad, quien continúa su escandalosa visita a EEUU, usó de la palabra ante la Asamblea General de las Naciones Unidas. Ex profeso, las autoridades oficiales de Washington le prepararon una sorpresa desagradable. La secretaria de Estado, Condollezza Rice, anunció que EEUU lleva el propósito de incluir en la lista de las organizaciones terroristas proscritas el Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI), la más importante institución armada de Irán. Simultáneamente quedarían sujetas a las sanciones todas las compañías que cooperen o hayan cooperado con (CGRI), incluyendo varias entidades rusas.
El CGRI, aunque está integrado por voluntarios, con plena razón puede calificarse de ejército profesional y se subordina directamente a la máxima autoridad religiosa de Irán. Los Guardianes de la Revolución Islámica están mejor dotados de armamento y material que las tropas regulares. Se les destinan las armas más costosas adquiridas en el extranjero.
Según han informado a Kommersant fuentes próximas a la Casa Blanca, la resolución de incluir el CGRI en la lista de organizaciones terroristas puede ser adoptada en fechas próximas. Esto significa que acto seguido se adoptarán medidas contra compañías que financian o cooperan con el CGRI.
Entre los suministradores de armas para los Guardianes figuran también compañías rusas. Por ejemplo, en 2005, Rusia e Irán firmaron el contrato de suministro de sistemas antiaéreos rusos por el montante de $1.500 millones. Según expresó Serguei Ivanov, primer vicepresidente del Gobierno ruso, el contrato en cuestión no infringía normas internacionales algunas. El contrato ya está cumplido, el armamento, suministrado. A los Guardianes de la Revolución Islámica.
Con toda seguridad las sanciones norteamericanas afectarán la Agencia Rusa Exportadora de Armas Rosoboronexport. EEUU ya introdujo sanciones contra esta entidad en dos ocasiones y precisamente en relación con el suministro de material bélico a Irán. En ningún contrato firmado por Rosoboronexport figura el nombre CGRI. Todos esos documentos se concertaban con el Gobierno iraní, pero en la mayoría de los casos el armamento ruso iba a parar a los arsenales del CGRI. Representantes de Rosoboronexport manifestaron a Kommersant no haber recibido hasta ahora ninguna información oficial sobre eventuales sanciones, por lo cual prefirieron abstenerse de comentarios. Entre otras entidades rusas a las que podrían extenderse las sanciones antiiraníes del Departamento de Estado podrían figurar Aviaexport y la Oficina de Diseño Túpolev que ahora sostienen negociaciones con Pars Aviation Group (financiado por financiado por el CGRI) con vistas a crear en Irán el Centro de reparación y mantenimiento del material aeronáutico ruso.
