Bielorrusia dio el primer paso hacia la producción de petróleo fuera del país. Le ofreció tal oportunidad el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, correligionario de Alexandr Lukashenko dentro del Movimiento de No Alineación. El miércoles Bielorrusia e Irán concertaron el contrato de desarrollo de un yacimiento petrolífero en el territorio de la República Islámica.
Comentando la firma del contrato a la agencia oficial bielorrusa BELTA, el embajador iraní en Minsk, Abdulhamid Fekri, llamó la atención a que las partes tardaron poco en preparar el documento, "gracias a la estrecha cooperación entre los dos países". Por regla, el trabajo en tales acuerdos lleva mucho más tiempo, explicó el diplomático e hizo recordar que Ahmadineyad y Lukashenko discutieron los proyectos de producción conjunta de petróleo durante la visita que el líder iraní efectuó a Minsk el pasado mes de mayo.
El contrato cerrado es el primer paso dado por Bielorrusia con el fin de hacer menos fuerte su dependencia energética de Rusia, llegaron a la conclusión compartida los expertos. Lukashenko comenzó a reflexionar sobre las fuentes alternativas de suministros de crudo a finales del año pasado, después de que Rusia planteara la necesidad de introducir en la relación con Bielorrusia las prácticas propias de economía de mercado. Desde aquel entonces el presidente bielorruso en reiteradas ocasiones aseguró que encontraría fuentes de crudo en sustitución a las rusas y encomendó al Gobierno la tarea de reducir hasta el 20% la presencia del petróleo ruso en la balanza energética del país.
En un año fueron alcanzados los acuerdos con Azerbaiyán sobre la participación bielorrusa en la explotación de yacimientos petrolíferos y sobre los suministros del crudo caspio a las refinerías de Bielorrusia. El mes pasado Bielorrusia y Venezuela constituyeron la empresa conjunta que se encargará de extraer petróleo en el territorio venezolano. Poco antes los expertos consideraban como el más probable el proyecto de compras del petróleo libio.
