Los planes de las fuerzas navales de Rusia de recuperar la presencia permanente en el Mediterráneo, anunciados por el almirante Vladímir Masorin, Comandante de esta Arma, suscitaron una seria preocupación en Israel. En opinión de los israelíes, los puertos de Siria que con alto grado de probabilidad acogerán a los buques rusos, se convertirán en importantes centros de exploración electrónica y defensa aérea. De todas formas, muchos expertos opinan que en un futuro visible, los planes de Moscú difícilmente cuajarán en realidad: para volver a estar presente en el Mediterráneo, la Armada rusa no dispone de dinero ni de capacidad técnica.
En verano de 2006, Rusia empezó a dragar el puerto sirio de Tartus y procedió a construir amarradero en Latakia, otro puerto sirio. Según comentó en aquella ocasión una fuente en el Ministerio de Defensa, durante tres años próximos, Moscú se proponía formar una escuadra destacada permanentemente en el Mar Mediterráneo.
Israel teme que Rusia proporcione la información recogida a sus socios en los países musulmanes del área (en particular, a Siria y, posiblemente, a Irán). Además, para proteger sus bases navales, Moscú, sin lugar a dudas, desplegará un fuerte sistema de defensa aérea que pueda cubrir también una parte apreciable del territorio sirio.
Ello no obstante, expertos rusos consideran de prematuros los recelos de Israel. "Sólo la URSS podía permitirse el lujo de tener permanentemente destacado en el Mediterráneo un grupo naval operativo -acotó el almirante Eduard Baltin, ex Comandante de la Flota del Mar Negro-. Hoy por hoy, sólo podemos asegurar la presencia político-militar en el Mediterráneo".
Pero el problema fundamental que condiciona la recuperación de la presencia en el Mediterráneo sigue siendo el dinero, con tanta más razón de que la Marina de Guerra es el Arma más costosa. "En el Mar Negro casi no tenemos buques, en el Mar Báltico disponemos de un grupo con número mínimo de buques. La Flota del Norte y, más aun, la del Pacífico, se encuentran demasiado lejos para realizar travesías al Mediterráneo. Uno ó dos buques, es lo máximo que Rusia puede tener en puertos sirios. Será una presencia meramente simbólica", manifestó Konstantín Makienko, experto del Centro de Análisis de Estrategias y Tecnologías.
