La vuelta de petroleras rusas a Irak será el tema clave durante la próxima reunión de Víctor Jristenko, ministro de Industria y Energía de Rusia, con Hussain Shahristani, ministro iraquí del Petróleo.
En las negociaciones (Moscú, 8-10 de agosto) van a participar también ejecutivos de Lukoil, Rosneft, Zarubezhneft y Neftegazexport.
Lukoil y otros accionistas rusos quisieran reanudar el desarrollo del yacimiento Kurna Oeste-2, cuyas reservas se calculan en 6.000 millones de barriles. Iniciado en 1997, el proyecto se vio frenado dos años más tarde a causa de las sanciones internacionales impuestas por la ONU. En diciembre de 2002, el Ministerio iraquí del Petróleo anunció la rescisión unilateral del contrato con Lukoil, que tenía una participación del 68,5% en el proyecto. La parte iraquí se reservaba el 25%, y otras dos empresas rusas, Zarubezhneft y Mashinoimport, el 3,25% cada cual. De acuerdo con las normativas del Derecho Comercial Internacional y las conclusiones de auditores, el contrato se considera vigente a día de hoy.
El Gobierno de Irak también está interesado en relanzar el proyecto de Kurna Oeste-2, porque el crudo genera alrededor del 70% del producto interno bruto y más del 95% de los ingresos públicos.
Expertos del sector admiten que la petrolera Rosneft, controlada por el Estado ruso, se incorpore al proyecto y adquiera las acciones pertenecientes otrora a Zarubezhneft y Mashinoimport. Tampoco se descarta su participación en algún proyecto nuevo, dado que en Irak no faltan yacimientos vacantes y Rosneft no tiene aún importantes activos en el extranjero.
