En la capital kirguís finalizó ayer una reunión de los responsables de Defensa de China, Kazajstán, Kirguizistán, Rusia, Tayikistán y Uzbekistán, seis países integrados en la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS).
El encuentro se centraba en los preparativos para ejercicios militares conjuntos que la OCS tiene previsto celebrar en agosto próximo en el territorio de Rusia pero, inesperadamente para todos, el ministro ruso de Defensa, Anatoli Serdiukov, aprovechó su intervención para criticar el plan estadounidense que contempla instalar en la Europa del Este algunos elementos del sistema de defensa antimisil (DAM).
"Hay quienes usan en beneficio propio y en perjuicio de los demás la lucha contra el terrorismo y la proliferación de las tecnologías coheteriles y las armas de exterminio en masa", afirmó Serdiukov. Todos los presentes entendieron perfectamente a quién se refería pero Serdiukov no quiso limitarse a las acusaciones anónimas y prefirió dedicar más espacio al problema que últimamente inquieta a Moscú.
"El despliegue de los elementos del sistema DAM estadounidense en Europa no sólo altera la paridad estratégica militar sino que también pone en peligro la cooperación entre Rusia y las estructuras de la OTAN y la UE en materia de seguridad", subrayó él. "Estas acciones evocan a la memoria los tiempos de la Guerra Fría", agregó.
"El ministro habló de un problema que preocupa a todos en la OCS", señaló al diario Kommersant una fuente de Defensa. Moscú confía en la solidaridad de otros países miembros, en primer lugar, China. Es cierto que a Pekín no le importa mucho el plan estadounidense para la Europa del Este porque un radar instalado en la República Checa, obviamente, sería incapaz de realizar el seguimiento de misiles chinos. Sin embargo, a China le desagradan sobremanera los elementos del escudo antimisil en Alaska y la posibilidad, mencionada hace poco por funcionarios de Tokio y Washington, de crear un sistema DAM colectivo en el marco de la alianza militar de Australia, EEUU y Japón.
Así que los intereses de Moscú y Pekín coinciden en este punto, y en plano de organización, la OCS es una estructura ideal para manifestar el descontento y, más tarde, hacer frente común al plan estadounidense. Las maniobras militares de la OCS, por ejemplo, no tienen por qué limitarse a las tropas guardafronteras y podrían implicar también a las unidades de defensa antiaérea.
Con todo, el ministro ruso de Defensa no quiso caldear por ahora las pasiones. El próximo 1 de julio, Vladímir Putin tendrá que debatir el tema DAM con George W. Bush y es conveniente evitar declaraciones muy retumbantes para no crear un clima negativo ante la reunión ruso-estadounidense.
En agosto próximo, la OCS va a celebrar una cumbre en Bishkek y será una buena oportunidad para desarrollar el tema de la "oposición a los planes agresivos".
