No basta con repartir el dinero entre los necesitados en un año que precede a las elecciones presidenciales. Una economía que pretende ser "de mercado" debe acreditar éxitos de la misma naturaleza. Esta razón explica, probablemente, la inquietud del presidente Vladímir Putin por la situación del mercado ruso de valores, así como su propuesta bastante arriesgada de invertir recursos públicos en los ‘blue chips' estancados. Independientemente del resultado que aporte esta iniciativa extravagante, vale la pena echar una mirada más detenida a la nueva retórica del mandatario ruso. Los atentados de Putin contra las reservas de petrodólares se vuelven cada vez más frecuentes.
Los ‘blue chips' en Rusia son, básicamente, empresas del sector de hidrocarburos. El mercado va creciendo por debajo de los precios petroleros, lo cual refleja cierto problema existente en la economía rusa. El actual sistema de impuestos hizo a las corporaciones petroleras reportaron un considerable recorte de las ganancias en el cuarto trimestre del año pasado y en los tres primeros meses de 2007. Si el Estado ruso usara sus reservas de petrodólares para una inyección en el mercado de valores, podría provocar un calentamiento forzoso del mercado pero difícilmente crearía las premisas esenciales para el crecimiento.
Las declaraciones de Putin reflejan la postura de algunos funcionarios que están descontentos con la política actual de Hacienda. La inversión en valores extranjeros, que son de baja rentabilidad pero fiables, permite preservar mejor los recursos acumulados en el Fondo de Estabilización e impedir que sean gastados en el mercado interno con el subsiguiente incremento de la inflación. Los adversarios de dicha estrategia creen posible invertir el dinero en la economía real e incentivar de esta manera el crecimiento del PIB, el cual contribuiría a compensar el efecto inflacionista. O, por lo menos, elevar la rentabilidad de la inversión colocando los recursos del Fondo de Estabilización dentro del país.
En su última alocución ante el Parlamento ruso, Putin anunció una serie de nuevos gastos públicos por valor de más de 20.000 millones de euros. También mencionó la posibilidad de cubrir con el excedente de petrodólares el déficit del Fondo de Pensiones. A raíz de este discurso, mucha gente se quedó con la impresión de que el Fondo de Estabilización ya no es una vaca sagrada, y que hay luz verde para gastar las reservas acumuladas.
Para invertir o gastar este dinero dentro del país será necesario vender una parte de las reservas en divisas, lo cual se traducirá en la fuerte apreciación del rublo con respecto al dólar.
A principios de mayo, Putin había sugerido prevenir tal posibilidad, porque afectaría a la industria local de transformación. Ayer, el presidente se limitó a constatar que el Banco Central no ve de momento consecuencias negativas de tal apreciación. Lo anterior significa que el rublo ha obtenido luz verde.
