Las negociaciones sobre la terminación de la obra en Bushire que durante tres días mantuvieron la entidad rusa Atomstroiexport y la Organización de Energía Nuclear de Irán terminaron con un escándalo: la parte rusa se negó a suscribir documentos algunos con la parte iraní. Irán insiste en que el combustible para la central electronuclear sea suministrado hasta finales de marzo, mientras Atomstroiexport plantea que los suministros inevitablemente serán aplazados y exige una financiación no inferior a $25 millones mensuales.
Las negociaciones continuarán hoy en Teherán, pero ya es evidente que hacia septiembre de 2007 la central electronuclear de Bushire no se pondrá en funcionamiento.
Para Irán, el tema de suministro de combustible para la central electronuclear está politizado en sumo grado, indistintamente de que pueda o no ser utilizado para generar energía eléctrica. Al recibir el combustible, Irán adquiere una nueva condición en las negociaciones con la comunidad internacional y la AIEA sobre el tema de enriquecimiento de uranio.
Representantes de Atomstroiexport de hecho no niegan que en marzo del corriente no suministrarán combustible para Bushire. "Los plazos de la puesta en explotación de la central electronuclear las calculamos rigiéndonos por las fórmulas matemáticas y no políticas. Si la financiación se retrasa dos meses, la puesta en explotación de la central, así como las demás operaciones, incluido el suministro de combustible, se retrasan por el mismo período", manifestó un representante de Atomstroiexport. No se sabe qué trabajos desarrolla la entidad rusa en Bushire, pero, a juzgar por todo, su volumen ya se ha reducido.
En todo caso queda evidente que en septiembre de 2007, la central electronuclear de Bushire no se hará operacional, aun cuando un tercer país le suministre la maquinaria a Irán y las autoridades de Teherán le paguen a Atomstroiexport los $50 millones por dos meses y acepten financiar la obra a razón de $25 millones mensuales, la central de Bushire no se pondrá en explotación en noviembre próximo en el mejor de los casos y comenzará a generar energía sólo en 2008.
El problema estriba en qué forma las partes lo den a conocer. En Moscú no se ha logrado consensuar esta forma. Las nuevas negociaciones sobre la obra de Bushire comenzarán ya hoy en Teherán, pero sólo a nivel de expertos.
En la situación actual, el escándalo les conviene a ambas partes. Irán puede congelar el proyecto alegando a los problemas financieros de Rusia, mientras Rusia puede mencionar la renuncia de Irán a costear los trabajos como causa de la demora. Por lo visto, Atomstroiexport es el único agente económico realmente disgustado con la situación configurada. Representantes de esta entidad no dejan de recalcar que están interesados antes que nada en el aspecto práctico del asunto.
