La subida de hidrocarburos rusos deterioró la estructura del comercio exterior de Bielorrusia. Preocupado por esta tendencia, el Ministerio de Economía bielorruso redactó un amplio programa de privatización de empresas públicas que, en opinión de expertos, podría dar al traste con el actual modelo económico.
Desde que Alexander Lukashenko subió a la presidencia, en 1994, las privatizaciones en Bielorrusia han tenido un carácter puntual. Las mayores empresas todavía siguen controladas por el Estado, y en caso de que el nuevo programa llegue a implementarse, va a cambiar radicalmente toda la política en materia económica.
Bielorrusia sigue siendo un país poco hospitalario para inversores extranjeros. Las leyes en vigor permiten al Gabinete aplicar en cualquier momento la regla de la ‘acción de oro' y recuperar el control sobre una empresa privatizada, de manera que será necesario cambiar las normativas para impulsar el proceso de privatización a gran escala. Y aunque las reformas estructurales se vean frenadas por factores políticos, este proceso parece ineludible a corto plazo debido al corte de las subvenciones por parte de Rusia.
Para Lukashenko, el control sobre las principales empresas es una herramienta del poder en primer término. Según algunas fuentes, el Gobierno bielorruso está examinando por ahora la posibilidad de vender tan sólo los paquetes minoritarios de las grandes plantas industriales como, por ejemplo, la factoría de camiones Maz.
Un experto próximo al Kremlin admite que a Moscú le interesa penetrar en la economía bielorrusa sobre las condiciones de mercado pero es probable que Minsk vuelva a ofrecer sus empresas a un precio inflado, diez veces superior al valor real. ‘Aquí no hay tontos para pagar sumas semejantes' - añade él.
