La idea de crear una OPEP del gas, promovida con insistencia por Vladimir Putin, provoca extrañeza en expertos. Los países productores de gas bien podrían ponerse de acuerdo entre sí sin formar cártel. Además, la amenaza de una OPEP gasística permite mantener en vilo a la Unión Europea y Estados Unidos.
Rusia, Irán y Qatar juntos controlaron en 2005 el 55,8% de las reservas mundiales probadas y el 26,3% de la producción mundial de gas. A Rusia le corresponde el 28,4% de las exportaciones de gas por cañerías; a Qatar, el 14,4% de las exportaciones de gas natural licuado.
El jeque Hamad ben Khalifa Al Thani, emir de Qatar, quien antes rechazaba de entrada la idea de crear un cártel de gas, ahora está dispuesto a mantener negociaciones sobre una alianza. Pero el mercado de gas, hace recordar el mandatario, difiere sensiblemente del petrolero. Los contratos de suministro de gas se cierran a largo plazo, mientras el propio mercado está muy fragmentado, expresó.
Sólo el gas natural licuado (que es más caro) puede ser transportado a través del océano, mientras una tubería enlaza fuertemente al suministrador y consumidor, agrega el analista Valeri Nesterov. La estructura del mercado no permitirá crear cártel, opina un funcionario del monopolio gasístico ruso Gasprom.
Pero los productores de gas sí que pueden unirse, sin que nadie sepa para qué. El precio del gas está vinculado al de petróleo, por lo cual los motivos de tal unión son incomprensibles", dice funcionario de un ministerio.
No pudiendo influir en los precios, los suministradores de gas, no obstante, pueden ser mutuamente útiles, opina Nesterov. Fundamentalmente, para evitar gastos innecesarios en la construcción de gasoductos que compitan entre sí. Los países que suministran gas a Europa, podrían ponerse de acuerdo sin formar cártel, opina Adam Siminski, economista de Deutsche Bank.
Será políticamente difícil lograr un acuerdo entre Rusia e Irán, pero la consigna de una OPEP gasística permite mantener en vilo a Europa y EE.UU., opina Fiodor Lukianov, director de la revista Rusia en la política global. Rusia podría valerse de este resorte psicológico en las negociaciones sobre el nuevo acuerdo con la Unión Europea, recalca.
