El éxito de los radicales en las elecciones serbias no significa en absoluto que Belgrado someta a una revisión su política con respecto a la UE, escribe Mijaíl Margelov, responsable de asuntos internacionales en el Senado ruso. Los partidos democráticos, de orientación proeuropea, van a controlar la mayoría de los escaños en el nuevo Parlamento pero esta circunstancia, en vez de facilitar la secesión de Kosovo, más bien complica la tarea para los partidarios de la independencia kosovar.
No hay ninguna fuerza política en Serbia que esté dispuesta a asumir la responsabilidad por tal secesión. Vojislav Kostunica, a pesar de su vocación claramente europeísta, defiende a un mismo tiempo la orientación de Belgrado hacia Europa y la permanencia de Kosovo dentro del actual Estado serbio. Más aún: Kostunica podría pactar ahora una alianza con los que rechazan drásticamente la independencia de Kosovo, y aquellos sectores en Occidente que defienden a los separatistas kosovares tendrán que afrontar una tarea difícil, la de evitar la posible deriva de los europeístas serbios hacia los ultranacionalistas de derecha.
El eventual viraje de Belgrado hacia Moscú - algo bastante probable en caso de que la UE refuerce las presiones contra Serbia - sería muy desventajoso para Bruselas, habida cuenta de las relaciones que mantiene actualmente con Rusia. Los separatistas corsos, bretones y alsacianos en Francia; los flamencos en Bélgica; los galeses y los escoceses en el Reino Unido; los vascos, los catalanes y los gallegos en España; y los quebequenses en Canadá están pendientes del ‘precedente kosovar'.
La postura oficial de Rusia al respecto fue reiterada en la reciente entrevista de Vladímir Putin y Ángela Merkel. Moscú aboga por encontrar una solución universal que pueda ser aplicable a los problemas similares en cualquier parte del mundo, incluido el espacio postsoviético.
Los apologetas de la independencia kosovar y los expertos insisten, entretanto, en que se trata de un caso singular, entre otras cosas, porque los separatistas albaneses siguen matando a los representantes de la comunidad serbia a pesar de la presencia de las fuerzas de paz internacionales en Kosovo. Es decir, continúa el genocidio de los serbios.
Rusia sostiene que la eventual secesión de Kosovo será aprovechada como pretexto no sólo en Europa Occidental o Canadá sino también en el territorio de la ex URSS, a saber, en Abjasia, Osetia del Sur y Transnistria, repúblicas rebeldes cuya situación, en principio, no presenta grandes diferencias en comparación con el caso kosovar. Eso sí, los georgianos y los moldavos residentes allí no se ven amenazados por el genocidio.
