La Administración estadounidense introdujo a finales de diciembre las sanciones contra Rosoboronexport, entidad pública que hace de intermediaria en la venta del armamento ruso en el mercado internacional, así como contra dos empresas rusas del sector de defensa.
Todo parece indicar que esta medida, efectiva desde el 28 de diciembre y válida por dos años, supone una venganza por el suministro de armas rusas a Irán, Siria y Venezuela. El Departamento de Estado norteamericano cree que las compañías rusas podían haber vendido a Siria, en 2002, diversas armas de alta tecnología por valor de US$9.700 millones, en particular, los sistemas anticarro Kornet y Metis que fueron hallados en el territorio libanés durante la invasión israelí. El suministro de armamento ruso a Venezuela, que es uno de los principales oponentes de EE.UU. en Latinoamérica, también provoca el descontento de Washington. Rusia ingresó más de tres mil millones de dólares por la venta de material bélico a este país latinoamericano.
Ya es un segundo intento de meter a raya a los armeros rusos. En agosto pasado, el Departamento de Estado se ensañó con Rosoboronexport y otra entidad rusa, Sukhoi, acusándoles de cooperar con Irán. Un par de meses más tarde, Washington prohibió a dos empresas norteamericanas - Hamilton Sundstrand y B/E Aerospace - fabricar componentes para el nuevo avión ruso de rutas regionales Sukhoi Superjet100. Después de una entrevista entre Putin y Bush fueron levantadas las sanciones impuestas contra el grupo Sukhoi pero todavía se mantienen las medidas discriminatorias introducidas en relación con Rosoboronexport.
Con todo, la situación no afectó a las ventas de esta empresa, que desde diciembre es la única exportadora oficial del armamento ruso mediante un decreto de Putin. El pasado año, Rosoboronexport adquirió nuevos activos importantes, entre ellos, la mayor productora mundial del titanio VSMPO-Avisma, así como una participación de control en el grupo Oboronprom, especializado en la producción de helicópteros. El director general de Rosoboronexport, Sergei Tchemezov, anunció hace poco los planes de crear una empresa conjunta con Boeing, que será accionista de VSMPO-Avisma.
Los expertos no descartan que a futuro el Estado ruso intente crear sobre la base de Rosoboronexport un enorme grupo metalúrgico, integrando en él varias plantas industriales que producen tungsteno, molibdeno y otros metales de importancia estratégica para la industria de defensa. Sergei Tchemezov ya encabeza la Asociación nacional de productores de maquinaria, organismo que agrupa a 66 empresas del sector, entre ellas, las empresas tan importantes como Vaz, Kamaz, Severnaya Verf, Sukhoi, Uralvagonzavod y otras. Estos planes van a reforzar inevitablemente las posiciones de Rosoboronexport, y las sanciones impuestas por EE.UU. no podrán impedirlo.
