Los rusos desconocen a las principales figuras de la élite empresarial formada durante el gobierno de Vladímir Putin ni mencionan entre los ricos a los ejecutivos de Gazprom, Rosneft, Vneshtorgbank, Rosoboronexport, Vnesheconombank y otras corporaciones públicas.
Los capitalistas de Estado evitan publicidad, así que la gente recuerda aquellas caras que vio constantemente en la pequeña pantalla de la década del 90, explican los expertos.
Una encuesta realizada por el Centro VTsIOM a principios de octubre demuestra que la población rusa conoce poco a los ricos del momento. En sus respuestas, los entrevistados indican a Román Abramovich, propietario del FC Chelsea (37%); Boris Berezovsky, exiliado en Londres (24%); Anatoly Chubais, autor del programa ruso de privatizaciones y presidente de RAO EES (20%); Mijaíl Jodorkovski, ex jefe de Yukos quien está cumpliendo una condena en Siberia (11%); o Vladímir Gusinski, magnate buscado por la Justicia rusa (5%).
‘La gente sigue identificando a los ricos con las figuras de los años 90 - constata Valery Fedorov, director de VTsIOM -. Apenas un 63% de los rusos conoce a una empresa de tanta envergadura como Gazprom y un número todavía menor ha oído algo de Alexey Miller, jefe del monopolio gasífero'.
Los grandes empresarios de la era Putin comparecen pocas veces ante los medios y los ciudadanos de la calle no suelen leer las listas de Forbes, aclara otro sociólogo ruso, Alexey Grazhdankin, subdirector del Centro Levada.
Los ejecutivos de grandes corporaciones públicas no son actores y pueden prescindir de la publicidad, afirma un funcionario del Kremlin. Son los éxitos de una empresa pública lo que debería conocer la gente, no a los personajes concretos que están al servicio del Estado.
Cuanto más conocido es un magnate en Rusia, más dudas suscita su honestidad. Tradicionalmente, los rusos piensan que es imposible amasar una fortuna por vía legal.
No existe en Rusia un puente de comunicación entre la sociedad cívica y las grandes empresas, observa Elena Shestopal, jefa de la sección de Sicología Política en la Universidad Lomonosov de Moscú. ‘La élite rusa se vuelve cada vez menos transparente - dice ella -. Al mundo de negocios y a la política vienen los funcionarios del aparato, y éstos se sienten más cómodos trabajando en un ambiente de secretismo'.
Boris Makarenko, del Centro de tecnologías políticas, señala que los rusos tienen una conciencia mitologizada, lo cual les facilita a las autoridades la tarea de manipulación, en particular, en el espacio informativo.
