La rusa Lukoil se ha propuesto expulsar judicialmente a otra petrolera local, Yukos, de la compañía KNK, entidad conjunta que promueve el desarrollo de la plataforma marítima del Caspio. Hoy en día, Lukoil y Yukos tienen en el capital de KNK una participación del 49,892% cada cual, paquete evaluado en torno a cien millones de dólares. El pretendiente más probable para reemplazar a Yukos en esta empresa conjunta es Gazprom.
Fundada hace seis años, KNK tiene una licencia para realizar las obras de prospección geológica en el norte del Mar Caspio, válida hasta 2009. Las reservas de combustible disponibles en este terreno ascienden, según algunas estimaciones, a 300-400 millones de toneladas, lo cual equivale a US$200 millones. A Yukos le corresponden alrededor de cien millones.
Lógicamente, Lukoil intenta ahora aprovechar la debilidad de su contraparte y colocarla al margen de KNK, especialmente, habida cuenta de que Yukos no tiene recursos para financiar las actividades de esa empresa. Expertos independientes dan a entender que Lukoil podría lograr tal objetivo y que Yukos difícilmente va a cobrar la suma correspondiente a su participación. El balance de 2005 arroja un margen negativo - 33,4 millones de rublos en activos netos de KNK frente al capital social de 69,5 millones - así que no hay dinero para pagarle a Yukos.
El Caspio ha sido tradicionalmente una zona de intereses estratégicos de Lukoil pero a Gazprom también podría interesarle una participación en KNK. Algunos analistas del sector no descartan que Lukoil quiera asegurarse el apoyo del coloso gasífero en el proceso judicial contra Yukos. Tarde o temprano, sin embargo, alguno de los socios va a abandonar este proyecto y KNK acabará en las manos de un propietario único.
