Falta poco más de un año hasta las elecciones de turno a la Duma de Estado (cámara baja del parlamento ruso). Los partidos no representados en el parlamento esperan ocupar escaños en el futuro. Algunos de ellos hasta abrigan la esperanza de conquistar la mayoría constitucional.
La Unión de Fuerzas de Derecha (SPS) incluso promete que en 2016, un "partido democrático unido" promoverá a un candidato suyo para la presidencia. Según apreciaciones de expertos, los liberales de hoy todavía tienen algunas perspectivas, pero el tiempo obra en contra de ellos.
Boris Makarenko, subdirector del Centro de Ingeniería Política, destaca: según diversas hipótesis, hasta un 30% de los ciudadanos creen posible entregar sus votos por un partido de corte liberal. "Desde luego, lo dicho no quiere decir que un partido liberal de Rusia cuente con un 30% de votos de la población, pero de todas formas este indicador es superior al 7% (mínimo indispensable de votos para estar representado en la cámara baja)", expresa el experto. Ello no obstante, las encuestas sociológicas arrojan que los índices de popularidad de SPS y de Yabloko rondan el 2%. Por lo tanto, según el analista, "ambos partidos no estarán representados en el parlamento, se necesita ora fusión ora absorción".
Sólo el optimismo innato, afirma Makareno, le impide afirmar que los actuales partidos liberales no tienen futuro.
Iosif Diskin, copresidente del Consejo para Estrategia Nacional, pronostica que a los partidos de derecha (que desde ya hace tiempo anuncian los planes de fusión) la suerte les depara la marginalización y desaparición. La idea liberal, según el politólogo, tendría futuro en Rusia en caso de absorber los valores democráticos y patrióticos. "Pero los partidos políticos existentes no reúnen estos requisitos", opina Diskin.
Al propio tiempo, los politólogos están convencidos de que la idea liberal tiene sus adeptos en Rusia. "A medida que la clase media se vaya afianzando y tomando conciencia de la necesidad de proteger sus derechos, la idea liberal será demandada -afirma Makarenko-. Pero ¿cuánto tiempo se necesitará para que esta idea se plasme en una fuerza política? Hacia el momento en que esto llegue a ocurrir, de los partidos democráticos actuales podrían quedar sólo añicos".
Tampoco Diskin tiene dudas en cuanto a que, pasados varios ciclos electorales, los demócratas pasarán a ser un partido gobernante. La salvedad es que, en su opinión, SPS no es un partido democrático. "SPS y los dirigentes actuales de ‘Rusia Unida' tienen un rasgo común: pregonan una modernización autoritaria", afirma el experto.
