La venta de información confidencial a terceros es una práctica bastante recurrente entre los funcionarios rusos de alto nivel, admiten varios representantes anónimos del aparato gubernamental cuyos colegas han sido hace poco castigados severamente por esa fuga de datos.
Una de las estructuras de seguridad rusas, Servicio Federal de Protección, incluso recibió la orden de recrudecer el control sobre el manejo de documentos dentro del aparato del Gobierno.
A finales de agosto fue despedido ‘por revelación de datos confidenciales' un tal Leonid Bondarenko, asesor del departamento de recursos energéticos, a quien los agentes de seguridad habían pillado supuestamente durante el traspaso de un anteproyecto de resolución gubernamental sobre la política de inversiones en el sector energético a un representante de la petrolera TNK-BP. El jefe inmediato de Bondarenko y el director del departamento de administración y control recibieron amonestaciones a raíz del incidente.
Personas familiarizadas con la labor del aparato gubernamental dicen que es un caso extraordinario. Nunca habían detenido ni despedido a nadie por traspaso de datos no clasificados. En principio, todos los documentos dentro del aparato son de uso interno y no pueden sacarse de la oficina pero muchas veces los funcionarios se llevan algunos papeles, ‘para leerlos en casa'.
El caso Bondarenko significa gastar la pólvora en salvas, dice un funcionario del Gobierno. ‘Clasifican como secreta la información que debería difundirse ampliamente y son incapaces de proteger ese 3 ó 4 por 100 de los datos que realmente tienen importancia pública' - señala él. Un colega suyo sugiere que se trata de ‘un escarmiento ejemplar, porque el comercio de la información se ha convertido aquí en una práctica habitual'.
Hace dos años, el Gobierno subió el sueldo a los funcionarios federales pero éstos siguen practicando la venta de datos confidenciales. Entre los empresarios tienen especial demanda los materiales relacionados con el petróleo, el gas, el sector energéticos, los programas ad hoc federales y la construcción de las grandes obras. Algunos funcionarios del nivel regional incluso retrasan la publicación de las instrucciones relativas al mundo de negocios para poder cobrarlas después en efectivo.
