La Sakhalin Energy (SE), compañía subsidiaria de Shell y operadora del proyecto "Sajalin-2" , suspendió por un tiempo indefinido la construcción en la isla de una red de tuberías. La propia compañía detectó los casos de incumplimiento por subcontratistas de las decisiones tecnológicas tomadas, según afirman sus ejecutivos.
No obstante, es más bien una reacción de la SE a las reclamaciones que la Agencia de Control Ambiental (Rosprirodnadzor) presentó a la compañía de hidrocarburos, al poner en duda la seguridad ecológica del proyecto. Pero es muy probable que Gasprom simplemente se haya reservado el apoyo de Rosprirodnadzor con el fin de hacer avanzar las negociaciones sobre la adquisición de la participación del 25% de Shell en el proyecto.
Se trata de oleoductos y gasoductos de 1.572 kilómetros de extensión que unirán los yacimientos de hidrocarburos en el mar con la planta de licuación de gas y la terminal petrolera en fase de construcción al sur de Sajalin. La extensión de las tuberías construidas se calcula en 1.410 kilómetros.
La semana pasada especialistas de Rosprirodnadzor realizaron inspección en oleoductos y gasoductos con el fin de verificar si se corresponden o no a las normas tecnológicas establecidas. Existe el peligro de que posibles aludes de barro podrían destruir algunos tramos de tuberías, declaró a primeros de agosto el jefe de este organismo, Oleg Mitvol.
La postura que ocupó la autoridad ecológica ante Shell favorece al consorcio gasístico ruso que desde 2005 está negociando la adquisición de la participación del 25% de la compañía en el proyecto por desvalorizar las reclamaciones presentadas el precio de las acciones. De salir con la suya Rosprirodnadzor, Shell se vería obligada a abonar multas multimillonarias a las compañías que ya habían contratado los suministros del gas licuado.
No cabe duda de que Rosprirodnadzor presentó reclamaciones a Shell por motivos meramente políticos.
