La Unión de Fuerzas de Derecha (UFD), en opinión de varios expertos que han analizado el nuevo programa de esta organización rusa, ha dejado de apostar por los pequeños y medianos empresarios y escogido al partido oficialista Rusia Unida como oponente principal, detalle que podría debilitar la influencia de la UFD en las regiones.
La derecha rusa prefiere apelar actualmente a la gente de ingresos modestos, presentándoles consignas que tradicionalmente se suponen populistas: profesionalización total del Ejército, supresión de privilegios para altos funcionarios rusos y lucha anticorrupción. El único punto que no encuadra en esta seria es el apoyo a los inmigrantes laborales, categoría que despierta escasas simpatías entre los electores rusos.
Todo indica que la UFD está buscando desesperadamente algún nicho electoral pero muchos elementos de esa retórica han sido explotados ya por Rusia Unida, y es difícil que la gente vote en las urnas a favor de las cosas que ya le ofrece el partido gobernante.
Los analistas dicen que el nuevo programa de la UFD, cuya presentación oficial tendrá lugar en el congreso del próximo 19 de septiembre, ha sido redactado para indicar a Rusia Unida como oponente principal. Es el único campo político en que la UFD tiene pocos rivales aunque tampoco podemos calificar este partido como opositor: la derecha no se atreve a lanzar críticas contra Putin cuya popularidad está por las nubes. El mayor objetivo ahora será separar la imagen del presidente ruso de la de Rusia Unida, dando a entender que Putin es bueno y los otros son malos.
Oponiéndose a Rusia Unida, la UFD corre el riesgo de perder su influencia en muchas regiones gobernadas por representantes del partido oficialista que buscan reelección. La derecha tiene muy pocas delegaciones regionales y podría perder ahora las últimas; sólo le van a quedar estructuras importantes en Moscú y en San Petersburgo, auguran los expertos.
