El monopolio sobre la exportación del gas, proclamado a favor de Gazprom, había quitado a las petroleras rusas el derecho de vender a otros países el condensado de gas cuyo suministro a clientes extranjeros estaba suspendido desde principios de agosto por decisión del Servicio de Aduanas. El jueves, los funcionarios decidieron hacer una concesión y autorizaron la venta del condensado de gas al exterior. Según los expertos, es un negocio de US$2.600 millones al año.
Que la prohibición se extienda a la mezcla propano-butano y al condensado de gas, es ‘un error tremendo' que el Gobierno debería enmendar cuanto antes, señala un ejecutivo de gran corporación petrolera, añadiendo que sus colegas de Gazprom también lo reconocen ‘en los pasillos'. ‘Esperamos que se trata de un malentendido, y que el asunto será resuelto - prosigue él -. De lo contrario, resulta que los diputados parlamentarios y Gazprom han suprimido las reglas antiguas sin ofrecer otras nuevas'. Entretanto, los representantes de Gazprom rehúsan comentar esa situación.
Según algunas estimaciones, las petroleras rusas vendieron el pasado año 1,6 millones de toneladas de propano-butano a diversos países de la ex URSS, Finlandia, Hungría, Polonia, Eslovaquia y Turquía, ingresando alrededor de US$880-900 millones. La exportación del condensado de gas en el mismo período ascendió a US$2.600 millones.
