Moscú, 24 de agosto, RIA Novosti. Los deseos y las esperanzas del electorado ruso respecto a la futura elección del sucesor por Putin divergen mucho entre sí, dice el famoso sociólogo Yuri Levada, director de un centro analítico que lleva su nombre.
La sociedad podrá optar entre "Putin" (o su tercer mandato prohibido por la Constitución), un "segundo Putin" (continuador designado por él) y un "no-Putin" (un contrincante de Putin).
Un reciente sondeo realizado por el Centro Levada muestra que casi una tercera parte de los respondientes acogen como algo normal la designación de un sucesor de entre los allegados más cercanos de Putin. Más de la mitad (el 55%) sostienen que la elección debe limitarse precisamente a este círculo de personas. El 11% dicen que haría falta elegir al continuador entre los políticos independientes. Pero sólo el 2% de ellos creen en la realización de esta variante.
Es difícil descubrir analogías para tal situación tanto en la práctica rusa como en la mundial, dice Yuri Levada. En la URSS, el relevo para la cúpula gobernante se promovía, en primer lugar, de entre los líderes del partido regionales (precisamente de esta forma llegaron al poder Jruschev, Brezhnev y Andropov). En Occidente ascienden con la mayor frecuencia gobernadores, alcaldes de ciudades grandes, parlamentarios y líderes de partidos. En la Rusia actual ni pensar se puede en tal ascenso.
En cuanto a los criterios por los que va a guiarse Vladimir Putin al elegir a su sucesor, los deseos que tienen las masas divergen mucho de cómo realmente va a actuar el Jefe de Estado. Para la opinión pública, el criterio fundamental son las cualidades morales del sucesor (lo manifestaron el 51%), pero solamente el 24% esperan que el presidente Putin se guíe por tales criterios.
Un desnivel análogo existe entre los deseos y las esperanzas en los puntos como la capacidad de ser líder (lo creen importante el 31%, pero sólo el 15% esperan que Putin lo tome en cuenta) y lo de ser tratado con respeto por la población (38 y 17%, respectivamente). El 29% sostienen que Putin se guiará por el criterio de cercanía a él, y sólo el 5% consideran que hace falta proceder así.
La disposición masiva a apoyar la opción que haga Putin no significa la aceptación de los criterios por los que él se guíe, afirma Levada. Las salvedades y dudas con las que el electorado ruso va a acoger la elección hecha desde arriba, determinarán por un largo tiempo la calidad del apoyo del que van a gozar el sucesor y su séquito, sostiene el sociólogo.
Las elecciones que van a celebrarse en marzo de 2008 no van a dar sorpresas, por lo visto. Pero también es obvio que tal proceder no es sino un momento en la preparación para los inevitables cambios sociales de importancia histórica que ya han madurado. En tales situaciones, la opción "cercana" suele mantener su importancia mientras que no se vean agotadas las reservas de confianza, esperanzas y paciencia, dice Levada.
