El fallo de la Cámara Federal de Casación Penal que confirmó las condenas en la causa por el encubrimiento del atentado perpetrado en 1994 contra la
Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA)
adquirió relevancia geopolítica en cuestión de instantes, tras ser celebrado por el presidente Javier Milei en el marco de su
alineamiento con Israel en el conflicto ante Irán.
La decisión del máximo tribunal penal se expidió sobre las sentencias emitidas en 2019 en la causa conocida como "AMIA II" —paralela a la que investigó el hecho—, en la que se determinaron responsabilidades por el
encubrimiento del crimen que dejó 85 muertos, constituyéndose en el más trágico atentado de la historia argentina, ocurrido dos años después del ataque a la embajada de Israel en Buenos Aires (1992).
La Sala II de Casación confirmó las condenas al exdirector de la Secretaría de Inteligencia durante el gobierno de Carlos Menem (1989-1999), Hugo Anzorreguy; al primer juez del caso AMIA, Juan José Galeano; a los fiscales a cargo del expediente en su inicio, Eamon Mullen y José Barbaccia; y a Carlos Telleldín, último propietario de la Renault Trafic utilizada para perpetrar el crimen.
Sin embargo, el hecho que suscitó repercusión internacional no obedeció a la causa en sí. En una digresión realizada por fuera de la sentencia, 2 de los 3 jueces del tribunal —integrado por Carlos Mahiques, Diego Barroetaveña y Ángela Ledesma—, señalaron a Irán y a la organización Hizbulá como
responsables del hecho y también del atentado contra la Embajada de Israel.
Las expresiones de los magistrados fueron celebradas por el presidente
Javier Milei en un comunicado donde se remarcó que el tribunal pudo "
impartir la justicia que tanto las víctimas como las familias han esperado durante décadas".
Sin embargo, el pronunciamiento de los magistrados no se correspondía con el expediente. De hecho, mientras que Mahiques y Barroetaveña se expidieron sobre la responsabilidad de Irán, la jueza Ledesma se distanció y sostuvo que la cuestión "resulta ajena a la materia del proceso", por lo que decidió no firmar el documento difundido por sus colegas.
Es que, como se explicó, el expediente AMIA II orbita en torno a las responsabilidades en el encubrimiento de la causa por el atentado. Es decir, es paralela a la investigación del caso en sí.
"Este no es un fallo condenatorio de Irán e Hizbulá: eso fue un apartado introducido en un comunicado que resumía el fallo", dijo a Sputnik Raúl Kollmann, periodista especializado en investigaciones judiciales. "Por eso mismo, la jueza Ledesma decidió desmentir que esta fuera una visión consensuada del tribunal", agregó.
Sin embargo, las expresiones de los dos letrados caen a la perfección para el Gobierno de
Javier Milei, abiertamente alineado con Israel en el conflicto ante Irán, tal como expresó el propio presidente argentino.
"El escrito de los jueces le sirve al Gobierno para legitimar su posicionamiento: es absolutamente funcional a la visión del Poder Ejecutivo", explicó ante Sputnik el analista internacional Sebastián Schulz.
Según el geopolitólogo Gonzalo Fiore Viani —integrante del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET)—, "no sorprende que los jueces respondan a cómo soplan los vientos políticos: Milei estaba claramente alineado con Israel desde el principio del conflicto, incluso antes de asumir".
Más allá del tinte diplomático otorgado a la resolución, lo cierto es que
el 18 de julio se cumplirán tres décadas del atentado más trágico de la historia argentina. A pesar del tiempo transcurrido, todavía no se ha podido identificar a los autores materiales del crimen.
Según Kollmann, "la investigación fue ineficiente en todos los planos. Las fuerzas de seguridad, los analistas de inteligencia y las distintas instancias judiciales mostraron la poca experiencia que tenían en estos casos. El Gobierno de Menem mostró grandes falencias para dilucidar lo sucedido. Creo que ese fue el principal error que marcó la tendencia de lo que vendría en el devenir de la causa".
De acuerdo con el entrevistado, la probabilidad de esclarecimiento del crimen disminuye con el correr del tiempo. "Si uno asume que los terroristas tenían unos 30 años al momento del atentado —es decir, que ahora tienen cerca de 60—, la esperanza está puesta sobre la posibilidad de que aparezca algún arrepentido. Pero lo cierto es que, a menos que esto suceda, la causa probablemente quede impune", apuntó Kollmann.
"En el ataque a las Torres Gemelas del 2001, tardaron apenas dos horas en identificar a los perpetradores de los atentados, que es la punta de lanza para dilucidar las causas e identificar a los ideólogos. En Argentina no sabemos quiénes pusieron la bomba: en realidad es prácticamente imposible esclarecer quiénes son los responsables sin esa información", afirmó.