La víspera, el veto ruso al proyecto de resolución correspondiente, propuesto por Estados Unidos, puso fin al mandato de los expertos de Naciones Unidas que supervisan el cumplimiento de las sanciones impuestas a Pionyang.
"El Grupo de Expertos del Comité 1718 del Consejo de Seguridad de la ONU perdió todos los estándares de objetividad e imparcialidad, que deberían ser características integrales de su mandato, y se convirtió en una herramienta obediente de los oponentes geopolíticos de Corea del Norte", declaró María Zajárova en un comunicado, destacando que "no tiene sentido preservarlo en esta forma".
Rusia prosiguió, hizo todo lo posible para acordar una "solución de avenencia" y formuló varias propuestas para modificar el sistema, pero todas fueron "recibidas con hostilidad" en el Consejo de Seguridad de la ONU.
La vocera enfatizó que a lo largo de los años las sanciones no ayudaron a mejorar la situación de seguridad en la península coreana.
Por el contrario, por falta de mecanismos para revisar las medidas restrictivas, estas "siguen siendo un serio punto de fricción que impide el fomento de confianza y el mantenimiento del diálogo político", acentuó Zajárova.
Aparte de eso, mencionó las graves consecuencias humanitarias que están teniendo las sanciones en la población norcoreana.
"En este sentido, rechazamos enérgicamente todas las acusaciones y amenazas, reafirmamos el enfoque responsable de Rusia para cumplir con sus obligaciones internacionales, así como la determinación para desarrollar relaciones con la amiga República Popular Democrática de Corea", resumió la portavoz.
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, comentando el veto ruso, remarcó, por su parte, que "esta postura está más en línea" con los intereses de Moscú.
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