El 22 de marzo, hombres armados vestidos con ropa de camuflaje abrieron fuego contra los asistentes a un concierto de la banda Picnik en la sala de conciertos Crocus City Hall, en la región de Moscú.
El tiroteo fue seguido por un incendio, que, según el Ministerio de Emergencias, afectó un área de casi 13.000 metros cuadrados.
Según el último balance de las autoridades, además de más de una centena de heridos, incluidos menores de edad, más de 90 personas murieron en el ataque.
Las autoridades del país cancelaron todos los eventos masivos y de entretenimiento programados para los próximos días.
Varios líderes mundiales se solidarizaron con el pueblo ruso, expresaron su más sentido pésame a las víctimas del atentado y a sus familias y condenaron el ataque en términos más enérgicos.