"Debemos hacer todos los esfuerzos para tratar, para negociar, para poner fin a la guerra. Recemos por ello", declaró el sumo pontífice ante de miles de fieles reunidos en la Plaza de San Pedro durante la audiencia general que celebra cada semana en el Vaticano.
A principios de marzo, el prelado supremo de la iglesia católica dijo que Ucrania debería "tener el valor de izar la bandera blanca" e instó a las partes involucradas en el conflicto en curso en Europa del Este a "negociar antes de que las cosas empeoren".
"Creo que los más fuertes son los que ven la situación, piensan en la gente y tienen el valor de levantar la bandera blanca y negociar", dijo el jerarca católico en una entrevista con la televisión suiza.
En respuesta, el canciller ucraniano, Dmitro Kuleba, aseguró que Kiev está inmerso en "una batalla entre el bien y el mal" y que el más fuerte es el que "se pone del lado del bien en lugar de ponerlos en el mismo plano y llamarlo 'negociaciones'".
Además, aludiendo a la neutralidad de la Santa Sede durante la Segunda Guerra Mundial, Kuleba pidió al Vaticano que "evite repetir los errores del pasado y apoye a Ucrania y a su pueblo en su justa lucha por la vida".
Por su parte, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, comentó que la Iglesia católica romana debería "apoyarnos con la oración, la conversación y los hechos" en lugar de "mediar virtualmente entre alguien que quiere vivir y alguien que quiere destruirte".
Asimismo, como forma de protesta, el Gobierno de Ucrania llamó a consultas al nuncio apostólico del Vaticano en el país europeo, Visvaldas Kulbokas.
"Kulbokas fue informado de que Ucrania estaba decepcionada por las declaraciones del pontífice sobre la 'bandera blanca' y la necesidad de 'mostrar valentía y negociar'", detalló el Ministerio de Exteriores ucraniano.
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