"La reducción de estas grandes partidas, especialmente el F-35 —que está sobrediseñado para costar más, pero ofrecer menos en un espacio de combate— no marcará una gran diferencia en futuras guerras", dijo a Sputnik la teniente coronel retirada de la Fuerza Aérea de EEUU Karen Kwiatkowski, exanalista del Departamento de Defensa.
"En cuanto a los submarinos de Clase Virginia, estaban destinados a ser la plataforma de submarinos de nueva generación (...) para proporcionar una amenaza constante de un azote de EEUU a los países que se salieran de la línea política. Esto era para una política exterior estadounidense que ya no funciona, y francamente —como el F-35— estos submarinos no eran defensivos, sino ofensivos".
"Los 200 millones de dólares procedentes de algún lugar de las entrañas plegadas de los sistemas de contabilidad del Pentágono son probablemente constitucionalmente ilegales para su uso en Ucrania con fines de 'lucha bélica'", dijo Kwiatkowski a Sputnik. "Es probable que, si se envía, se destine a ayudar en el pago de los empleados estatales ucranianos y a tratar de mantener el orden social dentro de las reducidas fronteras de Ucrania o para tratar de gestionar el inevitable cambio que se avecina en el gobierno de Kiev. Si este dinero, por una razón inexplicable, se enviara para proporcionar sistemas de armamento de reemplazo o nuevas municiones o cohetes, sería un despilfarro evidente".
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