Varias personas del poblado de San Agustín de Puñaca, en el departamento de Oruro, Bolivia, comenzaron a quejarse de dolores en el cuerpo, mareos y hasta adormecimiento, que achacan al agua de sus ríos, donde desembocan los desechos de las compañías que explotan minerales.
Desesperados por los síntomas, los afectados —asesorados por organizaciones civiles— acudieron al Laboratorio Cetox de Perú, en coordinación con el Centro de Salud Poopó y el Centro de Comunicación y Desarrollo Andino (Cenda), para tomar muestras de sangre y orina en busca de metales pesados.
7 de noviembre 2023, 21:23 GMT
Los resultados arrojaron que, en las 20 personas que proporcionaron muestras, hay un "nivel elevado" de arsénico en la sangre, pues en el 100 % de las pruebas se hallaron concentraciones que van entre los 17,6 y 215,64 microgramos por litro, cuando el límite referido por la Unión Europea (UE) es de 15 microgramos.
Significa que estas concentraciones "son de 10 a 15 veces más altas" que el límite establecido, lo cual es una "amenaza a la salud pública"; además, en cuatro personas se encontró la presencia de plomo y cadmio en otras dos, explicó el encargado de la investigación, citado por la agencia EFE.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) clasifica al arsénico y al cadmio como cancerígenos y al plomo, como posible cancerígeno.
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