"El B-21 Raider está en la etapa de pruebas de vuelo que es un paso esencial de la campaña de pruebas realizada por el Centro de Pruebas de la Fuerza Aérea y el Grupo de Pruebas Conjuntas del B-21, Ala de Pruebas 412, para garantizar la capacidad de supervivencia y de penetración a larga distancia, así como para disuadir de agresiones y ataques estratégicos a Estados Unidos y sus aliados y socios", indicó el comunicado.
De acuerdo con el informe, la Fuerza Aérea de EEUU también recibirá al menos 100 de estas aeronaves, destinadas a constituir la próxima generación de bombarderos estratégicos furtivos tras la retirada de los B-1 y B-2, con nuevas capacidades de ataque profundo penetrante convencional y nuclear.
La adquisición de cada B-21 Raider supondrá un coste de más de 700 millones de dólares a precios de 2023, 150 millones más que en 2010, cuando se inició el programa.
El B-21 Raider es el tercer bombardero furtivo de la Fuerza Aérea de EEUU y el primero en más de tres décadas. El modelo fue presentado inicialmente en diciembre de 2022, y el fabricante, Northrop Grumman, lo calificó como un pionero mundial entre aviones de sexta generación.
Según el secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, "en este avión se han invertido 50 años de avances en tecnología para baja detección, ya que incluso los sistemas de defensa aérea más sofisticados tendrán dificultades para detectar un B-21 en el cielo".
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