El destructivo huracán Otis azotó el estado mexicano de Guerrero la madrugada del 25 de octubre. El 80% de los hoteles sufrieron daños, varias carreteras clave quedaron inundadas y bloqueadas por los árboles, más de la mitad de la población del estado se quedó sin luz y sin comunicaciones.
La ciudad turística de Acapulco fue la que más sufrió. El desastre arrasó casas como si fueran de papel.
Los huracanes y ciclones no son infrecuentes en esta región, pero esta vez los elementos jugaron duro: la velocidad del viento alcanzó los 270 kilómetros por hora (km/h), con ráfagas de 330 km/h.
En la foto: el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador en un automóvil atascado en el barro cerca de Acapulco.
Acapulco, sin energía por la tormenta, se sumió en el caos y comenzaron los saqueos en la ciudad.
La carretera que une Acapulco con otros asentamientos está bloqueada debido a los desprendimientos de tierra. Las obras del aeropuerto están paralizadas. Decenas de miles de turistas siguen sin poder salir de la ciudad.
Por el momento, se sabe que hay 27 muertos y cuatro desaparecidos. Aún no se ha calculado el número definitivo de víctimas ni la cuantía de los daños materiales. Las estimaciones preliminares indican que los daños ascenderán a miles de millones de dólares.
Las lluvias récord provocadas por el huracán continuaron el jueves.
En la foto: una habitante de Acapulco sumergida.
Según los meteorólogos, Otis se ha convertido en el huracán más fuerte en la historia de las observaciones en la costa sur de México.
En la foto: El mandatario mexicano Andrés Manuel López Obrador y miembros de su Gabinete durante una visita al Kilómetro 42, cerca de Acapulco.
Tras azotar Acapulco como huracán de categoría 5, Otis se debilitó rápidamente a categoría 4 y se convirtió gradualmente en tormenta tropical a medida que se desplazaba tierra adentro antes de disiparse sobre ciudades del sur de México.
En la foto: un edificio dañado por el huracán Otis en Acapulco.
Hasta el 27 de octubre se había restablecido el 50% del suministro eléctrico en el estado de Guerrero. Está previsto utilizar un puente aéreo entre Acapulco y Ciudad de México para evacuar a los turistas.