Todo estaba previsto para una coronación del
economista Javier Milei (La Libertad Avanza), quien, contra todo pronóstico y en su debut en unas elecciones generales, se había impuesto en las primarias celebradas en el mes de agosto por sobre los dos principales partidos políticos de Argentina, el peronismo y su sello de este 2023, Unión por la Patria (centroizquierda) y Juntos por el Cambio (centroderecha).
Convertido en un fenómeno mediático tras saltar a la política desde la televisión, donde se transformó rápidamente en un gurú para millones de jóvenes desilusionados por la inestable economía del país, las encuestadoras colocaban a Milei en las vísperas del domingo 22 de octubre muy cerca de ganar en primera vuelta.
Con ello, la Argentina se inscribiría a la lista de países en los que candidatos
outsiders (Donald Trump,
Jair Bolsonaro, Pedro Castillo) llegaron al poder en los últimos años con un discurso crítico del
establishment y prometiendo cambios profundos.
Se trató de un crecimiento de Massa de casi 15 puntos con respecto a su performance de hace apenas dos meses, en que el peronismo, el histórico partido hegemónico de Argentina, se ubicó como la tercera fuerza nacional, uno de sus peores resultados en unas elecciones generales, motivados en buena medida por el descontento de las clases populares y medias por el crecimiento imparable de la inflación, que en el pasado mes de septiembre escaló al 138% anual, y la fuerte devaluación del peso en los últimos dos años.
Para el analista Claudio Fantini, el éxito electoral de Massa de este domingo 22 de octubre se explica menos por los atributos del candidato oficialista y más por el poco entusiasmo que despertó la opción macrista de Patricia Bullrich, que protagonizó una campaña plagada de errores y enfocada en criticar al Gobierno, en lugar de lanzar atractivas propuestas propias, y especialmente por el miedo que despertaron en la ciudadanía las propuestas de Milei.
El economista, quien astutamente había basado su plataforma en
la promesa de dolarizar la economía argentina, también lanzó propuestas que resultaron más controversiales, como abogar por la venta de órganos para transplantes, afirmar que el país dejaría de comerciar con China o Brasil, dos de los principales socios económicos de Argentina, por tratarse de países "comunistas" o defender la privatización de los servicios públicos, entre otras ideas de corte neoliberal.
En ese sentido, el también periodista señala que en "en los últimos días se empezaba a notar que habría algún tipo de sorpresa. Porque recordemos que desde las primarias todas las encuestas daban a Milei como ganador y la incógnita era quién saldría segundo, si Massa o Bullrich. Incluso se creía que Milei podría imponerse en primera vuelta y que no habría necesidad de un balotaje. Pero en los últimos días aparecieron muchos colaboradores de Milei haciendo
declaraciones muy agresivas, casi desopilantemente extremas, y creo que mucha gente se asustó y repensó el voto".
Fantini vaticina que Milei, quien ha criticado a los partidos políticos tradicionales, especialmente a Juntos por el Cambio, calificándolos de "casta" que roban al pueblo, deberá cambiar su estrategia e ir hacia el centro, con el objetivo de seducir a los seguidores de Patricia Bullrich, una candidata de marcado perfil antikirchnerista y cuyos votantes, en teoría, están más cerca políticamente del abanderado libertario que de Massa.
"Por ejemplo, es de esperar que personas como Diana Mondino [que Milei anunció que sería su canciller en caso de llegar a la presidencia] empiecen a ocupar un lugar de mayor protagonismo en su campaña, y que se dejen de lado a varios de
sus colaboradores más extremos, porque ahora se debe buscar el voto más moderado", explicó.
Por su parte, y si bien cree que alguna parte del voto de Bullrich puede ser captado por Massa (que en el pasado estuvo cerca de Juntos por el Cambio y se enfrentó al kirchnerismo), Fantini vislumbra que el actual ministro de Economía buscará acercarse al exgobernador cordobés Juan Schiaretti, representante del
peronismo no kirchnerista, quien hizo una respetable elección, consiguiendo casi el 7% de las preferencias en la primera vuelta.
Sin embargo, advierte con un dejo de sarcasmo el analista, "esto es la Argentina", y las más recientes sorpresas electorales, la de las primarias con el triunfo inesperado de Milei y la de este domingo, donde Massa se impuso cómodamente luego de que el peronismo saliera tercero, recuerdan que las elecciones todavía están abiertas.
"Es cierto, ahora es Massa es el que tiene el viento a favor y Milei es el que debe rearmarse e intentar revertir la derrota, pero la última palabra no está dicha.
Cualquier cosa puede pasar y nadie puede cantar victoria todavía", concluye Fantini.