"Las fluctuaciones periódicas de la presión arterial causadas por las denominadas ondas de Meyer pueden provocar cambios en la elasticidad de los vasos arteriales, lo que provoca una variabilidad adicional de la frecuencia del pulso. Y es que esta diferencia es un marcador de la capacidad de estiramiento de las paredes de los vasos", explicó el profesor asociado del Departamento de Láser y Sistemas Biotécnicos de la Universidad de Samara Alexánder Fedótov.
"De acuerdo con los resultados del procesamiento de los datos médicos que se nos facilitaron, resultó que en las personas con marcapasos implantado a las que se les registró simultáneamente el ritmo cardíaco, cableado por esos marcapasos, y el ritmo del pulso, estos ritmos no eran iguales y las diferencias entre ellos tenían importancia desde el punto de vista estadístico", informó Fedotov.
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