Zelenski
visitó Washington el 21 de septiembre por segunda vez desde que Rusia lanzó su
operación militar especial. A diferencia de su predecesora demócrata
Nancy Pelosi, el presidente de la Cámara de Representantes,
Kevin McCarthy,
declinó la petición de Zelenski de dirigirse a una sesión conjunta del Congreso. En este contexto, el portal estadounidense
Axios calificó de "
fría" la bienvenida del mandatario ucraniano en EEUU.
También su visita se produjo en un momento en que la Cámara Baja del Congreso está luchando por aprobar un plan de gastos a corto plazo para evitar un cierre del Gobierno a finales de mes, siendo el apoyo financiero continuado a Kiev uno de los puntos de fricción entre los republicanos.
El presidente de EEUU, Joe Biden, sí anunció un nuevo paquete de medidas de seguridad para Kiev, aunque no incluía los misiles de largo alcance Atacms. Sin embargo, según los medios de comunicación, durante esa visita Biden informó que Washington enviará por primera vez a Kiev un pequeño número de este tipo de armas. Un portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca declinó una petición de Sputnik para confirmarlo y hacer comentarios.
El teniente coronel retirado del Ejército estadounidense y consultor internacional Earl Rasmussen, exvicepresidente del Instituto Eurasia, afirmó que el mandatario ucraniano no consiguió muchos objetivos durante su viaje, entre ellos aislar a Rusia en el Consejo de Seguridad y asegurarse un mayor apoyo internacional. Tampoco recibió una buena acogida por parte del Congreso estadounidense, observó a tiempo de subrayar que la aventura estadounidense se podría calificar de ausencia de emoción y de clara decepción.
Esta visita, según sus palabras, fue un no-evento, incluso
The New York Times publicó un artículo crítico el día antes de su aparición en la ONU. Esta investigación confirmó la responsabilidad de las tropas ucranianas en el ataque del 6 de septiembre contra un mercado en Konstantínovka que dejó al menos 17 fallecidos.
"¿Coincidencia? Probablemente no", comentó. Todo esto viene a significar una cosa, una realidad que Ucrania debería comprender ya, sostuvo Rasmussen.
El exanalista del Pentágono Chuck Spinney especuló que Zelenski podría incluso estar dándose cuenta de que su oportunidad de reunir a Occidente detrás de su causa una vez más ha llegado y se ha ido.
"Su lenguaje corporal sugiere que sabe que está perdiendo el contacto con su público", anotó.
El profesor de estudios políticos en la Universidad de Rhode Island Nicolai Petro afirmó que el viaje de Zelenski a EEUU reavivó el interés público por la cuestión ucraniana, pero que "tuvo que soportar las quejas de algunos de sus financiadores sobre la falta de éxito militar de Ucrania y la corrupción".
La corrupción generalizada que garantizaba el despilfarro y el mal uso de los sistemas de
armamento suministrados por Estados Unidos y la OTAN probablemente
continuaría sin disminuir, concluyó Petro.