"Será difícil mantener el ritmo anterior (…). No obstante, pese a las dificultades a las que nos enfrentamos, haremos todo lo posible para seguir prestando los servicios consulares que requieren los ciudadanos rusos y moldavos", señala el comunicado.
De acuerdo con la portavoz, la culpa del estado actual de las relaciones ruso-moldavas recae plenamente en Chisináu.
"Es obvio que las actuales autoridades moldavas se han enfurecido tanto que ya no son capaces de dejar de alimentar la histeria antirrusa en la sociedad y no están dispuestas a escuchar las aspiraciones de la mayoría de su población, interesada en mantener relaciones de buena vecindad con Rusia", subrayó Zajárova.
Anteriormente, 45 empleados de la Embajada rusa abandonaron Moldavia tras la decisión de Chisináu de reducir la plantilla de la misión diplomática rusa. La reacción de Moldavia se produjo tras la aparición de la llamada "investigación" sobre las supuestas actividades de espionaje de Rusia en el país.
El Ministerio de Asuntos Exteriores ruso lo calificó de medida inamistosa que tendrá consecuencias para las relaciones bilaterales y afectará a los residentes de ambos países, cuya capacidad para recibir asistencia consular se verá reducida.
Las relaciones de Rusia y Moldavia empezaron a empeorar tras la llegada al poder en 2020 de la presidenta Maia Sandu, quien aplica la política proeuropea.
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