"Lukoil Neftohim Burgas declara oficialmente que las acusaciones públicas en su contra, de contrabando y otras infracciones en la terminal de Rosenets, no se corresponden con la realidad. La compañía siempre ha cumplido a cabalidad sus obligaciones en el marco de una concesión por 35 años que pactó en 2011 con la República de Bulgaria, y no ve motivos para su rescisión", dice una nota de prensa.
El comunicado resalta que el transporte, almacenamiento y refinación de hidrocarburos en Rosenets obedece a estrictas regulaciones nacionales, europeas e internacionales, y que el Estado ejerce a diario su control sobre todas las operaciones, de la llegada de petroleros con el crudo a su salida con los productos refinados.
Diputados del grupo PP-DB (por las siglas en búlgaro de la coalición electoral Continuamos el Cambio-Bulgaria Democrática) exigieron con anterioridad cancelar la concesión de Lukoil para Rosenets alegando que incumbe al Estado controlar las importaciones de materias primas clave a Bulgaria y establecer las tarifas que crea convenientes. El parlamentario Atanas Atanasov afirmó que una parte del crudo entra de contrabando en Rosenets y que los ingresos de esa concesión ayudan a financiar la operación militar de Rusia en Ucrania.
La empresa calificó de "gratuitas" las acusaciones, capaces de perjudicar la imagen de la marca, y anunció la intención de defender su reputación en los tribunales.
Lukoil Neftohim Burgas es una filial de la distribuidora Litasco con domicilio en Ginebra, Suiza, que a su vez forma parte del grupo Lukoil International GmbH con sede en Viena. En los últimos 20 años, el grupo Lukoil ha invertido más de 4.100 millones de dólares en Bulgaria y emplea actualmente a más de 3.500 personas, a las que se suman 5.000 trabajadores en entidades subcontratistas.
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