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Desconocimiento y el fantasma del fraude: los motivos que frenan el voto electrónico en México

México lleva 30 años de retraso en el uso de las urnas electrónicas. En países como Brasil y la India su aplicación es generalizada desde hace décadas, pero el desconocimiento, los prejuicios y los fantasmas de fraude electoral que aún gravitan en este país latinoamericano han impedido su instalación plena, afirman consejeras electorales.
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En las recientes elecciones locales del Estado de México, algunos mexicanos pudieron emitir su voto en urnas electrónicas. Se instalaron 164 urnas de este tipo en 19 de los 125 municipios de la entidad, 100 de ellas del nuevo modelo 7.0 diseñado completamente por el Instituto Nacional Electoral (INE) y las restantes 64 de un modelo del estado de Jalisco.
Se trata, sin embargo, de una cantidad mínima de electores que pudo ejercer su derecho a votar de esta manera, si se toma en cuenta la magnitud de la elección en la que se instalaron 20.432 casillas y estaban convocadas a votar más de 12.7 millones de personas, de los cuales votaron 6,378.311.
Las autoridades electorales tenían planeado instalar 74 urnas electrónicas en el estado de Coahuila, donde también se celebraron comicios, para hacer un total de 238 dispositivos en las elecciones en ambas entidades, pero las urnas en el estado del norte del país registraron un fallo de última hora y, aunque fueron reparadas, su funcionamiento ya no se pudo probar, por lo que se descartó su utilización.
Se trata de la cuarta vez que en México se utilizan urnas electrónicas. Se usaron en elecciones locales en 2020, 2021, 2022 y en las votaciones del domingo pasado, pero siempre en una pequeña cantidad y a manera de pruebas piloto.

La democracia mexicana necesita actualizarse

México lleva 30 años de retraso en la utilización de los dispositivos de voto electrónico si se compara, por ejemplo, con Brasil, donde el uso de urnas electrónicas inició desde los años 80 y ahora se emplean de manera generalizada en el país suramericano.
Este retraso prevalece a pesar de las ventajas que implica la utilización de los métodos digitales en términos de ahorros en la impresión de millones de boletas y en recursos humanos, en momentos en que diversos actores políticos en el país, entre ellos el propio presidente Andrés Manuel López Obrador, han cuestionado el alto costo de las elecciones.
La consejera electoral del INE, Carla Humphrey Jordan, ha sido una de las principales impulsoras del uso de estas urnas.
En una entrevista con Sputnik, Humphrey admite que esta reticencia a usar urnas electrónicas tiene que ver con una decisión institucional de la autoridad electoral, donde hay una opinión mayoritaria de que se debe avanzar "con cautela” en la materia.

"Honestamente, el INE es el que ha ido un poco tarde, somos 11 consejeras y consejeros, y la idea mayoritaria, que no comparto, es ir con más cautela con respecto al uso de urnas electrónicas. A mí me parece que, si solo tenemos 100 [urnas electrónicas], es imposible que la ciudadanía empiece a confiar en estos mecanismos de votación", afirma Humphrey.

Para Claudia Zavala Pérez, también integrante del Consejo General del INE, han sido sobre todo los partidos políticos los que se han mostrado con mayor rechazo a aprobar el uso generalizado de las urnas electrónicas.
Humphrey explica que el INE ha hecho encuestas entre funcionarios electorales, observadores y los propios ciudadanos sobre la utilización de las urnas electrónicas en las elecciones en las que se han empleado en los últimos cuatro años, y en todos los casos arriba del 85% manifiesta confiabilidad en el uso de los dispositivos, más del 90% expresa facilidad en el uso y también más del 85% ha dicho que le gustaría ver las siguientes elecciones de forma electrónica.
Otro punto que resalta la consejera es que se ha demostrado que su uso implica la reducción de tiempos en prácticamente todas las etapas de la jornada electoral, desde la instalación de casillas, el propio desarrollo de la votación, escrutinio y cómputo y en la integración del paquete electoral.
En el caso del escrutinio y cómputo, por ejemplo, los tiempos pasaron de una hora y media a 40 minutos, afirma la consejera Humphrey, especialista en Derecho Constitucional y Ciencia Política por el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales de España y licenciada en Derecho por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM).

Prejuicios y desconocimiento

La integrante del Consejo General del INE ubica cuatro argumentos contra el uso de las urnas electrónicas, pero afirma que ninguno está sustentado.
Se pueden hackear. "Es falso porque en el país no hay voto por internet; las urnas electrónicas que se han utilizado para estos ejercicios se utilizan sin conexión a internet, por lo que no pueden ser hackeadas", explica la consejera.
Posibles fallas en la corriente eléctrica y alteraciones en la votación. Falso porque las urnas tienen baterías que van en promedio de 3 hasta 8 horas de duración. En el caso del modelo 7.0 del INE que se usó en el Estado de México, cuentan con baterías que les permiten ocho horas de funcionamiento.
Se privatizan las elecciones. Sin embargo, no es verdad porque las urnas electrónicas son propiedad de los institutos electorales. El modelo 7.0, por ejemplo, ha sido diseñado completamente en el INE, incluso el sistema operativo y también las de los institutos locales. "No se está contratando a ninguna empresa para que lleve el sistema de votación o el sistema informático con el que se recoge la votación", argumenta la consejera.
No es posible hacer recuento de votos. Falso porque todas las urnas están creadas para cumplir con la legislación y cuentan con varios mecanismos para asegurar que no se altere la votación, entre ellos, la impresión de un testigo del sufragio.
Una urna electrónica (archivo)

"Creo que es un debate que implica desconocimiento o poco conocimiento de cómo funcionan las urnas, de la seguridad que da, de cómo se pueden ahorrar tiempos y costos de los procesos electorales", sostiene Humphrey.

"La urna electrónica abona en algo que me parece clave: en dar resultados el mismo día de la jornada electoral, es decir, que con esto abonamos a que no se judicialicen las elecciones porque ya hay resultados ese día, obviamente abaratamos el uso de recursos económicos, materiales y humanos, pero además no comenzamos los cómputos el miércoles siguiente con todos los gastos que esto representa para los procesos electorales", afirma.

¿Cómo hacer que confíen los mexicanos?

Para la consejera Claudia Zavala, la clave es generar confianza tanto en el electorado como entre las distintas fuerzas políticas del país.
"Estamos implementando a través de pruebas piloto este tipo de votación para ir generando confianza no solo en la ciudadanía, en los votantes, las votantes, sino también en los partidos políticos respecto del funcionamiento y el buen cuidado que se pueden tener para implementar esta modalidad de votación, pero como todo, hay que ir construyendo esta confianza", dice en una entrevista con Sputnik la consejera Zavala, licenciada y maestra en Derecho por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Humphrey, por su lado, admite que todavía pesan en la ciudadanía mexicana los fantasmas del fraude electoral, la caída del sistema en 1988 o el algoritmo en las votaciones de 2006, por ejemplo. Todos estos casos han generado gran controversia en la opinión pública nacional, al grado de que millones piensan que esos comicios no fueron transparentes.
Es como en el caso de los cajeros electrónicos de los bancos, explica Humphrey: al inicio todo mundo desconfiaba de su utilización, pero actualmente la mayoría de las personas prefiere usar las aplicaciones electrónicas que ir al banco.
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Sobre los próximos comicios federales presidenciales de 2024, Humphrey resalta que solo para esta elección se tendrán que imprimir más de 300 millones de boletas en papel de seguridad que será traído por carretera desde el norte del país, se imprimirán en la Ciudad de México y serán distribuidos, de vuelta, a todo el territorio. Esto además de las elecciones en 31 Congresos estatales, nueve gubernaturas, más todas las presidencias municipales.
En estas elecciones sí habrá uso de urnas electrónicas, pero en no más de 500 casillas, confirma la consejera.
Los mexicanos, entonces, tendrán que seguir esperando hasta que esta forma de votación supere los prejuicios y fantasmas que prevalecen sobre el electorado.
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