Ciencia

El géiser de una luna de Saturno arroja al espacio chorros de agua de 10.000 km

Desde que hace casi 20 años la nave espacial Cassini descubrió los chorros de vapor de agua que brotaban de los géiseres de Encélado, la luna oceánica de Saturno cubierta de hielo, se ha convertido en un objetivo primordial en la búsqueda de vida más allá de la Tierra.
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La luna, de 504 kilómetros de ancho, es conocida por sus géiseres, donde un nuevo géiser detectado por el telescopio espacial James Webb (JWST, por sus siglas en inglés) es especialmente grande. El ojo extraordinariamente sensible del dispositivo astronómico registró una erupción de vapor de agua que salió disparada hacia el espacio con una longitud de al menos 10.000 km.

"Cuando miré los datos, al principio pensé que debía estar equivocado, tan impactante era la imagen de un penacho de más de 20 veces el diámetro de la luna", comparte el científico planetario Gerónimo Villanueva, del Centro Goddard de Vuelos Espaciales de la NASA.

El responsable de múltiples descubrimientos, la sonda Cassini, detectó en 2005 géiseres que cambiaron todas nuestras ideas sobre la fría luna: aportaron pruebas de que Encélado no es una bola sólida y helada, como se pensaba anteriormente, sino que bajo su gruesa capa de hielo yace un océano líquido, mantenido en estado líquido por el calor generado por la constante atracción gravitatoria que ejerce en torno a Saturno.
En 2011, los científicos del telescopio Herschel descubrieron que Encélado no solo escupe agua al espacio. Sus géiseres generan un anillo difuso y borroso en forma de rosquilla, o toroide, de partículas microscópicas congeladas, en su mayoría hielo de agua, con algunas trazas de silicatos, dióxido de carbono y amoniaco.
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El telescopio espacial James Webb de la NASA muestra un penacho de vapor de agua que sale del polo sur de la luna Encélado, de Saturno.

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En esta imagen se presentan detalles sobre cómo una de las lunas de Saturno suministra agua a todo el sistema del planeta anillado.

El vapor de agua es difícil de detectar en el espacio porque tiende a ser transparente en la mayoría de las longitudes de onda. Sin embargo, es fluorescente en el infrarrojo, por lo que el Herschel pudo detectar el toroide en 2011, además de que el JWST es un telescopio infrarrojo mucho más potente que el Herschel.
En noviembre de 2022, JWST recogió tan solo 4,5 minutos de datos sobre Encélado, pero esto fue suficiente para capturar el penacho más grande jamás visto en erupción desde la luna, proporcionando evidencia directa de cómo los penachos entran en el toroide.
Encélado orbitando dentro del anillo E de Saturno
Durante las observaciones, Encélado escupía vapor de agua a un ritmo de 300 litros por segundo, de los cuales 30% permanecerán en el toroide. El 70% restante abastece al resto del sistema de Saturno, incluidos los anillos y la atmósfera superior del planeta del sistema solar.
Desafortunadamente, las columnas de agua parecen ser demasiado dispersas para detectar posibles signos moleculares de vida, que los investigadores esperaban identificar al volar a través de ellas. Pero ayudará a determinar dónde y cómo buscar biomoléculas cuando las misiones astrobiológicas lleguen a la luna helada.
En una segunda ronda de observaciones, el JWST regresará a Encélado para realizar una observación más prolongada. Los científicos esperan que esto proporcione más pistas sobre la posibilidad de vida en Encélado, ya que es uno de los objetos más dinámicos del sistema solar. En particular, los investigadores buscarán peróxido de hidrógeno, una biomolécula con una amplia gama de funciones, según el estudio, ya disponible en la web de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA, por su sigla inglesa).
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