Desde mediados de febrero el Santuario Histórico de Machu Picchu está funcionando con normalidad, luego de varios meses de cierre, primero por la pandemia por SARS-CoV-2 y luego por las protestas contra el Gobierno de Dina Boluarte desatadas en el Perú, luego de que el exmandatario Pedro Castillo fuera vacado de su cargo por el Congreso de la República, el pasado 7 de diciembre de 2022.
Así, la reactivación del flujo de turistas parece llegar a los niveles previos al inicio de la pandemia en 2020, ya que el sitio arqueológico colmó el aforo para el fin de semana largo de esta Semana Santa de 2023.
El presidente de la Cámara de Comercio de Machu Picchu, Maycol Ugarte, informó al medio local La República que se agotaron los boletos de entrada al santuario puestos a la venta para el fin de semana del 7 al 9 de abril.
"Hablamos de un número de 3.044 visitantes, sin contar los 1.000 boletos que se venden directamente en el Machu Picchu pueblo, [donde] a diario se logra vender entre 100 y 150. Esperamos alcanzar el aforo", explicó el empresario turístico.
Sin embargo, no todos los operadores turísticos celebran la noticia. Muchos empresarios hoteleros se han quejado de que los visitantes no se alojan en la localidad de Aguas Calientes o Machu Picchu pueblo, como se conoce entre los locales, debido a que se ha incrementado la frecuencia de trenes hacia el sitio arqueológico, por lo cual los turistas llegan y se van el mismo día.
"Estamos con un problema. Está subiendo el turismo. Lo que pasa es que los visitantes se regresan el mismo día. Ya no pernoctan en el pueblo debido a que las compañías de ferrocarriles incrementaron sus frecuencias y el 85% de turistas retornan inmediatamente. Hay preocupación en los empresarios", añadió Ugarte.
Los hoteleros solicitarán una reunión con los representantes de las operadoras de trenes (Peru Rail e Inka Rail) para analizar la problemática, dado que las nuevas frecuencias perjudican económica y laboralmente a otros sectores dependientes de la actividad turística.
"Tenemos que ver una solución. Los hoteles y hospedajes en Machu Picchu están vacíos. Los restaurantes no tienen la misma acogida de antes. No hay esa reactivación que tanto esperábamos. El turismo está subiendo, pero esto no se refleja en los negocios. Ojalá lleguemos a un buen entendimiento. Tenemos deudas por pagar", concluyó el empresario local.
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