El 26 de octubre el secretario de Estado de Estados Unidos, Anthony Blinken, al intervenir en una conferencia de Bloomberg en Washington declaró que la intención de Pekín de cambiar el statu quo, de Taiwán debe preocupar a todo el mundo.
"Taiwán es parte de China, y no es China sino el Partido Progresista Democrático [gobernante en Taiwán], quien realiza las actividades separatistas, y Estados Unidos los que tergiversan y difuminan el principio de una sola China", afirmó Mao ante la prensa.
Subrayó que China nunca dejará lugar para las actividades separatistas dirigidas a alcanzar la independencia de Taiwán.
Según Blinken, "el mundo no quiere observar" ninguna crisis en torno a Taiwán, dado que un 50% del tráfico de contenedores, así como los suministros de los semiconductores y chips al mercado global depende de la estabilidad en el estrecho de Taiwán.
La tensión entre China y Taiwán se agravó tras la visita de la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, a la isla el pasado 3 de agosto, pese a las protestas de Pekín que vio en ese viaje el apoyo de Washington a los independentistas taiwaneses.
Los vínculos entre China y la isla de Taiwán se rompieron en 1949, después de que las fuerzas del partido nacionalista Kuomintang, encabezado por Chiang Kai-shek, sufrieran una derrota en la guerra civil contra el Partido Comunista y se trasladaran a ese archipiélago.
Las relaciones entre Taiwán y la China continental se restablecieron solo a nivel empresarial e informal a finales de la década de 1980. La política fundamental de China respecto a Taiwán es la reunificación pacífica bajo el principio de "un país, dos sistemas".
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