La ceremonia que se lleva a cabo en el estadio Nippon Budokan en Tokio, se transmite por las cadenas de televisión centrales japonesas.
La viuda del político, Akie Abe, fue recibida por el primer ministro, Fumio Kishida, el secretario general del Gabinete de Ministros, Hirokazu Matsuno, y otros representantes del Gobierno japonés, así como por el exministro de Defensa y también hermano menor del fallecido, Nobuo Kishi.
Las cenizas de Abe llegaron a la sala de artes marciales del estadio al son de 19 salvas, seguido por un minuto de silencio.
Kishida y el expresidente del Gobierno Yoshihide Suga pronunciaron un discurso de despedida.
Un total de 4.300 personas asistieron al funeral, entre ellas 34 líderes y 14 exlíderes de Estados, así como los representantes de la familia imperial. Unos 20.000 agentes de policía mantienen la seguridad de la ceremonia.
Abe fue abaleado mientras pronunciaba un discurso electoral en la prefectura de Nara el pasado 8 de julio. Su asesino, Tetsuya Yamagami, un desempleado de 41 años y exmiembro de las Fuerzas Marítimas de Autodefensa, le disparó dos veces con un arma de fabricación casera. Las heridas en el cuello y el tórax resultaron mortales. Según los médicos, la bala que le dio en el tórax le alcanzó el corazón.
El cuerpo del ex primer ministro fue incinerado el 12 de julio, tras un velatorio en un templo budista de Tokio, y una ceremonia privada para familiares y amigos.
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