La conducción autónoma ha sido un dolor de cabeza para la compañía estrella de Elon Musk. Los constantes accidentes provocados por las fallas técnicas en esa tecnología han hecho que las autoridades regulatorias de Estados Unidos pongan los ojos sobre Tesla.
El encargado de esta polémica y compleja función era Andrej Karpathy, quien anunció en redes sociales su salida de la empresa más grande del mundo en la industria de vehículos eléctricos. El directivo no abundó en mayores detalles sobre su decisión.
"Ha sido un gran placer ayudar a Tesla a alcanzar sus objetivos durante los últimos 5 años y una decisión difícil de tomar. En ese tiempo, Autopilot ha pasado del mantenimiento de carriles a las calles de la ciudad y estoy deseando ver cómo el equipo de Autopilot, excepcionalmente fuerte, continúa con ese impulso", escribió el ingeniero en su cuenta de Twitter.
Las versiones extraoficiales indican que el problema al interior de Tesla es de índole político. Según reportó la revista Forbes, la renuncia de Andrej Karpathy se debió a que "el sistema de piloto automático de la compañía está bajo un mayor escrutinio por parte de los funcionarios federales de seguridad".
Karpathy, de origen checo, se convirtió en director de inteligencia artificial de la compañía en junio de 2017. Su dimisión fue dada a conocer tras varios meses sabáticos tomados.
¿Un fracaso más?
Julio no ha sido un buen mes para Elon Musk. Tan sólo esta semana, el multimillonario de origen sudafricano se enfrentó a dos noticias: Twitter lo demandó por no haber respetado el acuerdo de compra y su nave Starship fracasó en una de sus pruebas en tierra, lo cual representó un golpe a las proyecciones espaciales de SpaceX y la NASA.
"Sí, en realidad [el propulsor del Starship] no es bueno. El equipo está evaluando los daños", reconoció el magnate estadounidense en su cuenta de Twitter tras el incendio del cohete Super Heavy Booster 7.
Ese mismo día de la explosión, el hombre más rico del mundo fue demandado por Twitter por no haber respetado el acuerdo de adquisición de la red social, cuya operación estaba valuada en 44.000 millones de dólares.
Los abogados de la tecnológica acusaron al empresario ante un juez de Delaware por no haber cumplido con su acuerdo de pagar 54,20 dólares por acción de Twitter.
Elon Musk se arrepintió de comprar la red social por las preocupaciones que tenía en torno a la cantidad de cuentas falsas que habitan en la plataforma. Además, argumentó que los directivos de Twitter nunca le facilitaron la información que requirió.