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Vivir al lado de un misil nuclear activo: un granjero de EEUU lo hace desde hace décadas

El granjero estadounidense Ed Butcher, de 78 años de edad, tiene enterrado en su rancho un misil nuclear activo del gobierno de su país.
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El armatoste se llama Minuteman III y se ubica dentro de su propiedad desde la Guerra Fría, cuando las fuerzas armadas de Estados Unidos pagaron 150 dólares para ocupar una porción de su terreno como parte de un programa de instalación de armas nucleares en el oeste del país.
Hay alrededor de 400 misiles del tipo en Montana, Wyoming, Dakota del Norte, Colorado y Nebraska, y el que se ubica en el terreno de los Butcher está resguardado bajo una puerta de 110 toneladas de hormigón, de acuerdo con un reportaje del diario estadounidense The Washington Post.
El arma en el terreno de este granjero, ubicado en Montana, mide 18 metros, pesa alrededor de 36 toneladas y tiene una capacidad de explosión 20 veces mayor a la de la bomba atómica que detonó Estados Unidos en Hiroshima, Japón, en agosto de 1945, en el marco de la Segunda Guerra Mundial.
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Una unidad de la fuerza aérea estadounidense monitorea el arma desde un búnker subterráneo para disparar el misil en caso de que sea necesario.
Tras décadas de enfriamiento de la sospecha de que el misil fuera detonado, la preocupación volvió a Butcher y su familia con la detonación del conflicto entre Rusia y Ucrania, luego de que el presidente Vladimir Putin iniciara una operación militar especial el 24 de febrero en el territorio de su país vecino.
El condado de Fergus, ubicado en el centro de Montana y donde se alberga el Minuteman III, se vincula culturalmente con el misil nuclear, al grado de que se han hecho exposiciones en museos sobre la trayectoria de esta energía y las autoridades locales utilizaron un misil decomisado como monumento en un parque de la ciudad.
Mientras la fuerza militar estadounidense evalúa sustituir el Minuteman III por un misil Sentinel, la esposa del granjero Butcher, Pam, ha gestionado suministros para garantizarles autosuficiencia durante algunos años en caso de que se detone una conflagración mundial.
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Mientras la familia, que ha ocupado el rancho durante décadas, evalúa el posible estallido de una guerra mundial, tratan de mantener la normalidad rural en torno a sus cabezas de ganado y el nacimiento de nuevos terneros.
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