"Anunciaremos medidas de represalia en un futuro próximo, no necesariamente simétricas y, en cualquier caso, tangibles en términos de la inevitabilidad del castigo (…) la culpa de la destrucción de las relaciones ruso-estadounidenses recae completamente en Washington", dijo el director, según un comunicado.
También afirmó que las últimas sanciones contra Rusia por parte de Estados Unidos "indican un claro déficit de medidas restrictivas" a disposición de Washington.
Aseguró además que la economía rusa está resistiendo los golpes de las sanciones estadounidenses.
"El hecho de que nuestra economía esté resistiendo, a pesar de los métodos abiertamente asaltantes de la administración de Joe Biden, (…) aparentemente enfurece a la Casa Blanca y al Departamento de Estado", afirmó Darchiev.
Estados Unidos amplió el 6 de abril las restricciones a Rusia, incluyendo en la lista de sanciones a 18 personas y decenas de empresas.
Entre los sancionados se encuentran el primer ministro ruso, Mijaíl Mishustin y el vicepresidente del Consejo de Seguridad, Dmitri Medvédev, así como varias empresas asociadas con los bancos rusos Sberbank y Alfa-Bank.
Numerosos países empezaron a endurecer las sanciones contra Rusia después de que reconociera el pasado 21 de febrero las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk como Estados soberanos y tres días más tarde lanzara una "operación militar especial" en Ucrania, alegando que ambas repúblicas solicitaron ayuda frente a la agresión de Kiev.
En un caso sin precedentes, las restricciones individuales se extendieron al presidente de Rusia, Vladímir Putin, y al ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov, así como a las familias de ambos.
Las sanciones sectoriales, con el objetivo de infligirle a la economía de Rusia el mayor daño posible, incluyen la desconexión parcial del país del sistema SWIFT, la paralización de las reservas internacionales de su Banco Central y el cierre del espacio aéreo para las aerolíneas.
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