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Hotel fantasma, cementerio judío y espías nazis, los secretos de un pueblo costero en Argentina

Mar del Sud, pequeña localidad de 500 habitantes sobre la Costa Atlántica argentina, esconde grandes misterios, en los que paradójicamente confluyen un olvidado camposanto de inmigrantes hebreos rusos y una casa con un búnker y una lápida de un colaboracionista nazi, narra el periodista Facundo Di Genova en su libro 'En el lejano sudeste'.
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El pequeño y pacífico poblado costero de Mar del Sud, 500 km al sur de la capital nacional, sobre el Mar Argentino en la Costa Atlántica de la provincia de Buenos Aires, destaca a simple vista por las ruinas del imponente Hotel Boulevard Atlántico.
Desproporcionado para su entorno de 500 habitantes, el hotel abandonado envuelve el sitio de un aire en suspenso, misterioso y espectral, como el castillo de un cuento de fantasmas. Allí los mitos y leyendas se funden con una realidad que supera por mucho la ficción.
El coloso se alza al margen del arroyo Tigra, que desemboca en el mar. Ese vado es un área descampada inundada de flores amarillas, donde juegan los niños, protegidos del viento y las mareas. Pero debajo, enterrado, hay un cementerio olvidado, un camposanto oculto de inmigrantes judíos rusos, entre ellos 25 niños, que murieron por un brote de tifus en 1892.
Arroyo La Tigra, lugar donde fueron enterrados los pampistas que murieron por tifus en Mar del Sud
También es la localidad donde, también bajo tierra, se esconden algunas de las evidencias más claras de la presencia nazi en Argentina: un búnker para espionaje y la lápida del tesorero del Partido Nazi en Argentina, Richard Schmidt, fueron descubiertos recientemente en una casa de antiguos dueños alemanes.
"Conozco Mar del Sud hace una década y siempre se escuchaban historias, en calidad de mito, de cuento de viejo. Hasta que en 2019 un vecino que compró una casa abandonada se encontró una escotilla debajo de una alfombra que daba a un sótano, de paredes de hormigón, donde había libros en alemán editados en 1935. Supimos que algo raro había", dijo a Sputnik el periodista Facundo Di Genova, autor del libro En el lejano sudeste: Mar del Sud, gauchos judíos y nazis en fuga.

Ilusión de prosperidad y desenlace trágico

El edificio de 4.500 m2 del Hotel Boulevard Atlántico, construido entre 1886 y 1889, fue la piedra fundacional y aspiracional del pueblo, ubicado a 60 km de la ciudad balnearia de Mar del Plata y a 17 km de Miramar, cabecera de municipio de General Alvarado.
"Las bases del primer hotel de Mar del Sud quedaron cubiertos por los médanos y al año siguiente comenzaron a construir el Boulevard Atlántico, protegido por estar entre dos arroyos. Es el primer hotel del sudatlántico argentino, academicista, monumental, a 100 metros del mar, un lujo de la Belle Époque", contó Di Genova.
Hotel Boulevard Atlántico en Mar del Sud
Fue ideado para acoger turistas de las clases terratenientes a la espera de la llegada de la extensión de la línea del ferrocarril, prosperidad que se frustró por culpa de la crisis económica de 1890, por la que quebró el banco que financiaba el proyecto —cuyo dueño, Carlos Schweitzer, se suicidó en 1892—, y el tendido del tren nunca llegó.
Pero antes, en diciembre de 1891, llegó a Buenos Aires un contingente de 800 judíos rusos en el barco de vapor Pampa, traídos por el barón Moritz von Hirsch, filántropo alemán que ayudaba a la colectividad judía perseguida en Europa del Este, para fundar las colonias agrícolas de la provincia de Entre Ríos (este central), al norte de Buenos Aires.
"Por alguna razón, esas tierras no estaban disponibles y esta gente quedó varada. Hirsch se contactó con Schweitzer, y le alquiló habitaciones para 500 de ellos. Se van para Mar del Sud, primero en tren hasta Mar del Plata, y después en 60 carruajes. Tocan el cielo con las manos, porque escapaban de la miseria y prácticamente estrenaron instalaciones de lujo. Sin embargo, la tragedia los volvería a golpear", contó.
Primero, una feroz tormenta azotó el balneario a mediados de enero de 1892. Los arroyos se desbordaron, el hotel quedó aislado por la inundación y sufre el derrumbe de una pared, que lastima a algunos inquilinos.
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Arroyo La Tigra, lugar donde fueron enterrados los pampistas que murieron por tifus en Mar del Sud
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Desembocadura del arroyo La Tigra en Mar del Sud
Pero lo peor llegó una o dos semanas después, cuando un brote de la enfermedad infecciosa tifus, que se contagia a través de picaduras de parásitos como pulgas y garrapatas, le costó la vida a una veintena de chicos y algunos adultos. Fueron enterrados a 200 metros del hotel, en la barranca del arroyo La Tigra, pero el tiempo borró las marcas de estos sepulcros.
Curiosamente, dos años antes, en ese mismo lugar, el paleontólogo ítalo-argentino Florentino Ameghino descubrió un cráneo fósil atribuido al pueblo originario Tehuelche, sobre los que el científico elaboró una luego descartada teoría del origen de la humanidad en Sudamérica.

Submarinos, búnkeres y espías

Di Genova contó que el dueño de la casa con el búnker, ubicada a menos de 100 metros del mar, acudió primero al investigador Laureano Clavero, quien fuera vecino de Mar del Sud durante años, documentalista y referente recopilador de las historias del pueblo, su hotel y las evidencias de presencia nazi en el lugar.
Casa donde se realizaron los hallazgos en Mar del Sud
Clavero en tándem con el español Pere Cardona, publicó en 2018 Segunda Guerra Mundial: 10 historias apasionantes. Allí mencionan los avistajes de submarinos que emergían del mar, la presencia de hombres hablando en un idioma que los testigos locales desconocían, el hallazgo en las playas de cubiertos de alpaca producidos en Alemania, el desembarco en botes inflables negros de hombres uniformados y cargando bultos, y el pedido de confidencialidad por parte del estanciero Karl Gustav Eickenberg a sus peones.
Distintas Investigaciones aseguran que la flota alemana de submarinos trajo a Argentina bienes, capitales y personas en secreto durante y después del fin de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).
Posterior a la declaración de guerra por parte de Brasil a las fuerzas del Eje en agosto de 1942, Argentina había permanecido como el único país neutral con litoral atlántico hasta marzo de 1945, momento en que el Gobierno cede a la presión internacional y toma partido por las fuerzas aliadas.
En julio y agosto de 1945, escasos meses después de la capitulación del Ejército nazi, dos U-Boote (submarinos alemanes) se rindieron en el puerto de Mar del Plata: el U530 y el U977. Algunos investigadores conjeturan que otras embarcaciones habrían sido hundidas luego de la evacuación sobre la Costa Atlántica, aunque estas no fueron encontradas.
Lápida de Clara Probst y Richard Schmidt
En 2020, un año después de encontrar el sótano encofrado, el propietario hizo otro descubrimiento extraordinario. Al excavar fuera de la casa encontró una lápida con las inscripciones "Clara Probst (1877-1952)" y "Richard Schmidt (1886-1973)".
Esta vez, acudieron también al historiador Julio Mutti, experto en nazismo en Argentina, quien reveló que Schmidt era tesorero del Partido Obrero Nacionalsocialista (Nazi) en Argentina.
"Empezamos a buscar los antecedentes catastrales de la casa. No había pertenecido a Schmidt hasta donde sabemos y no sabemos cómo llegó la lápida ahí, pero supimos que la casa había pertenecido a tres familias alemanas, todas vinculadas con el nazismo en Argentina", dijo el periodista y escritor.

Nazismo en Argentina

El 13 de marzo de 1938, más de un año antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial, Adolf Hitler anunció la anexión de Austria a Alemania y lanzó un plebiscito para el 10 de abril.
Ese mismo día se realizó en Argentina, con permiso del presidente Roberto Ortiz (1938-1942), el mitin pro nazi de mayor convocatoria fuera del territorio germánico, en el mítico estadio Luna Park de Buenos Aires, al que acudieron 15.000 personas.
Este suceso y la permisividad del Estado serían parte de una larga cadena de complicidades. La Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA) se había creado en 1935 ante el crecimiento de la influencia nazi en el país austral, que no ocultaba su antisemitismo.
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Submarinos nazis en Argentina, ¿realidad o mito?
La vinculación del Estado argentino con la cúpula del Tercer Reich durante las décadas de 1930 y 1940 —que desacreditarían el discurso oficial de una posición aparentemente neutral por parte de los Gobiernos militares locales antes y durante la guerra—, estarían demostrados en los 70.000 folios de documentos desclasificados digitalizados, entregados en septiembre de 2018 por el Gobierno argentino a Israel.
Entre los archivos, que cubren un período de 1936 a 1947, se encontrarían evidencias de que los distintas administraciones argentinas colaboraron con el régimen nazi a través de medidas migratorias antisemitas y de protección a soldados y jerarcas alemanes.
En marzo de 2020 se dio a conocer una lista con 12.000 personas que participaban en actividades pro nazi en Argentina, descubierta por casualidad por el investigador Pedro Filipuzzi en el depósito de un edificio donde funcionaba la Unión Alemana de Gremios.
La lista se correspondía con el relevamiento hecho en 1941 por la Comisión de Investigación de Actividades Antiargentinas, un comité parlamentario creado para investigar las presuntas operaciones nazis en el territorio nacional.
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Facundo Di Genova
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'En el lejano sudeste: Mar del Sud, gauchos judíos y nazis en fuga', libro de Facundo Di Genova
Según el Centro Simón Wiesenthal en Argentina, varios de los nombrados también hicieron aportaciones valoradas en 35.000 millones de euros al banco Schweizerische Kreditanstalt, hoy conocido como Credit Suisse.
Operación Bolívar fue una red de espionaje internacional creada con enviados nazis desplegados en el territorio de Sudamérica que trabajaba encubierta desde 1940, durante la guerra.
El alemán Johannes Siegfried Becker, cuyo nombre clave era Sargo, fue el principal responsable del operativo en Argentina, Brasil y Paraguay. Otros de los cerebros del plan fueron Wolf Emil Franczok, ingeniero de comunicaciones inalámbricas y especialista en radiotelegrafía, y Hans Leo Harnisch, el jefe financiero y gerente de compañías alemanas en la Argentina.
Una pequeña casa de huéspedes, con paredes dobles que los espías usaban para enviar mensajes al otro lado del Atlántico a comienzos de la década de 1940, y donde llegaron a esconder diamantes y máquinas, fue descubierta en una estancia de la localidad de General Madariaga, en la provincia de Buenos Aires, unos 315 km al sudeste de la capital Argentina.
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La trama detrás de la lista de 12.000 nazis argentinos encontrada por casualidad
Los inquilinos alemanes tenían un telégrafo por el que se transmitían mensajes en código morse, y una máquina Enigma, un dispositivo que los nazi utilizaron desde 1926 para encriptar mensajes antes de enviarlos, y descifrar comunicados. Además, diseñaron unos pequeños molinos de viento que generaban electricidad para cargar las baterías en el medio del campo.
"Por primera vez entendemos que no era leyenda las andanzas de los nazi en la costa argentina y establecimos que en Mar del Sur estaba esa base porque la escotilla que daba al sótano tiene exactamente las mismas medidas que la de la estación radiotelegráfica de Madariaga, la construyó la misma persona", explicó Di Genova.
La residencia de líderes del Tercer Reich en el país está muy documentada. En 1997, fue creado por el Gobierno la Comisión para el Esclarecimiento de las Actividades del Nazismo en la República Argentina (CEANA). Dos años después, anunció que los criminales refugiados en el país habían sido 150, aunque poco después elevó la cifra a 180.
Se escondieron altos jerarcas como Adolf Eichmann, excoronel de la Waffen-SS y engranaje clave del genocidio judío, secuestrado en 1960 en Buenos Aires por la inteligencia israelí; o Enrik Priebcke, excapitán de las SS, quien vivió como referente en la ciudad patagónica de Bariloche, hasta su captura en 1995.
Big Bang
Te contamos sobre el escondite nazi en Argentina
Se refugiaron, también con pasaportes apócrifos gestionados por la Iglesia Católica, Josef Mengele, médico y excapitán de las SS, apodado el Ángel de la Muerte por su rol en los campos de exterminio de Auschwitz, Polonia, quien murió de causa natural en Brasil; y Eduard Roschmann, el Carnicero de Riga, responsable de crímenes de lesa humanidad en la capital de Letonia, quien escapó a Paraguay, donde murió también impune.
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