"Es importante que todos los involucrados en los sucesos muestren contención, se abstengan de la violencia y contribuyan al diálogo para resolver los problemas", indicó el portavoz de la ONU, Stéphane Dujarric, en una comparecencia ante la prensa.
El funcionario subrayó que el organismo sigue atentamente la situación en Kazajistán.
Las protestas estallaron el 2 de enero en el oeste de Kazajistán por el aumento del precio del gas licuado de petróleo (GLP).
Una comisión instituida por el presidente kazajo, Kasim-Yomart Tokáev, determinó dos días después disminuir los precios del combustible. Sin embargo, las protestas no cesaron y se extendieron a otras zonas de país.
En Almaty, la mayor ciudad de Kazajistán, se registraron violentos enfrentamientos entre los manifestantes y las fuerzas del orden.
Grupos de manifestantes violentos atacaron dos canales de televisión causando serios destrozos. Los periodistas fueron evacuados oportunamente y sus vidas no corren peligro.
El presidente Tokáev denunció que las protestas fueron orquestadas por un grupo de instigadores, aunque no reveló su identidad.