Paul, que derrotó a varias estrellas del deporte —entre ellas el exjugador de baloncesto Nate Robinson y el exluchador de artes marciales mixtas Ben Askren— había sufrido varias conmociones cerebrales antes de convertirse en un boxeador.
"Me sometí a un escaneo cerebral antes de comenzar a boxear y el médico me dijo que había una falta de flujo sanguíneo debido a las conmociones que sufrí en varias áreas del cerebro durante mi carrera en el fútbol americano", explica el influencer en una entrevista con Graham Bensinger.
Paul subraya que tiene una lesión en el lóbulo frontal, responsable, entre otras cosas, de la memoria, "y empeoró tras su primer año en el boxeo".
No obstante, a pesar de mostrar "signos de un daño cerebral a largo plazo", el youtuber no se toma en serio las advertencias. Si bien los médicos le recomiendan que abandone el boxeo, "esto es lo único que le pueden aconsejar", considera Paul.
El peleador agrega que también padece lo que se conoce como encefalopatía traumática crónica: a veces tiene dificultad para recordar cosas y hablar.
"A veces me doy cuenta de que a la hora de conversar con mis novias o mis amigos no recuerdo algo que debería recordar, algo que ocurrió hace un par de días. Y en mi habla, meto la pata cada 100 o 200 palabras que pronuncio, o acaban en plan arrastradas. Es algo que no solía hacer", revela.
Jake Paul no solo es un popular youtuber con más de 20 millones de seguidores, sino también un boxeador profesional. Así, en diciembre de 2019, se enfrentó en el cuadrilátero con otro influencer, AnEsonGib. Ganó su primer combate profesional con un noqueo en el primer asalto. Y en los años posteriores, mandó a la lona a la exestrella de la NBA Nate Robinson, el expeleador de MMA Ben Askren y el excampeón de la UFC Tyron Woodley.