“El próximo viernes [16 de diciembre] vamos a declarar como zona catastrófica, en términos coloquiales; en términos más técnicos, zona gravemente afectada por una emergencia de protección civil, para poner en marcha todos los vehículos de la Administración general del Estado para paliar las graves consecuencias de estas inundaciones”, manifestó el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
El líder del Ejecutivo español hizo este anuncio en una visita a una de las zonas afectadas, la localidad de Pradilla del Ebro, en la región de Aragón, donde pudo comprobar in situ los efectos del paso de las aguas, fundamentalmente en zonas de explotaciones agrarias y ganaderas.
Allí conversó también con los alcaldes de la zona y con los efectivos de las fuerzas de seguridad y rescate movilizados estos días en la zona, incluidos dotaciones de la Unidad Militar de Emergencias (UME), una fuerza militar permanente que habitualmente interviene en los casos de desastres naturales.
Posteriormente, Sánchez se desplazará, río arriba, a las localidades de Buñuel y Alfaro, en las regiones de Navarra y La Rioja, respectivamente; donde igualmente presenciará los trabajos de recuperación, una vez que la riada ya pasó por estas zonas.
Mientras tanto, en la capital regional aragonesa, Zaragoza, se espera la llegada de la crecida de las aguas en las próximas horas, según informa la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE).
Allí, el aumento del caudal ya comienza a afectar a uno de los carriles de la Z-30, una de las carreteras de circunvalación de la ciudad y la Policía Municipal pide a los ciudadanos que no se acerquen a las proximidades del río.
En paralelo, y como medida de prevención, hay tres embalses situados en el curso del río, donde las aguas están aún por llegar, en las regiones de Aragón y Cataluña, en los que se está soltando agua para asumir el aumento del caudal que se prevé en las próximas jornadas.
Se trata de los pantanos de Mequinenza, Ribarroja y Flix; y la CHE informa que se lleva a cabo un vertido de 1.500 metros cúbicos por segundo.
Con esto se pretende evitar que las zonas de Cataluña por las que finalmente el Ebro desemboca en el Mediterráneo se vean también fuertemente afectadas por inundaciones.